Los firmantes evocan el consenso del Pacto de Antequera y creen superadas las expectativas

El Pacto de Antequera marcó un camino a seguir, el autogobierno con las mayores competencias posibles, pero casi nadie pudo imaginar entonces cuáles serían sus consecuencias 20 años más tarde. Los propios firmantes admiten que las expectativas se han sobrepasado, aunque existan problemas pendientes por resolver. "Si alguien aquel día me dice que 20 años más tarde el Gobierno autonómico iba a gestionar un presupuesto de 2,5 billones y que se iba a transformar la realidad de Andalucía, no me lo hubiera creído", reconoció el ex presidente José Rodríguez de la Borbolla.

Los diputados y senadores miembros de la Asamblea de Parlamentarios Andaluces que consensuaron el Pacto Autonómico de Antequera asistieron al acto institucional del Parlamento con satisfacción y emoción visibles. No ocultaban su orgullo por haber participado en la redacción del documento en el que sentaron las bases del desarrollo autonómico andaluz y en el que por primera vez se apostó por la vía de la autonomía plena y la valentía que supuso hacerlo dos días antes de que se refrendara la Constitución. Eran muchas las incógnitas y Carlos Sanjuán (PSOE) recordó que uno de los principales motivos de zozobra fue que todos los ayuntamientos y diputaciones tenían que adherirse a la petición de autonomía cuando aún no se habían celebrado las primeras elecciones municipales. Fernando Soto, que fue el firmante en nombre del Partido Comunista, destacó como una de las principales virtudes del Pacto de Antequera la sintonía entre el pueblo y los políticos. "Nunca jamás los políticos han estado en más consonancia con el pueblo y nunca el pueblo ha estado tan cerca de sus políticos, arropándolos. Son momentos estelares de un pueblo en el que los políticos supieron interpretar con profundidad los sentimientos de la ciudadanía". Consenso Y la otra gran virtud del pacto: el consenso. Todos los firmantes lo destacaron y todos señalaron a Plácido Fernández-Viagas como el máximo responsable "porque supo anteponer los intereses generales a los partidarios", un ejemplo que según Arturo Moya, diputado entonces de UCD, sería conveniente que cundiera ahora. "Debemos recuperar ese espíritu de concordia", aseveró Moya, quien cree que se ha recorrido un camino "interesante", pero también que "Andalucía debe ser más imaginativa, más agresiva y más creativa y no estar tan pendiente de lo que hacen otras comunidades autónomas para reaccionar". Ninguno de los firmantes del Pacto Autonómico de Antequera cree necesario que la fórmula se repitiera ahora, pero sí apuestan por la conveniencia de un consenso sobre el estado autonómico en su conjunto. Fernando Soto alertó sobre el riesgo de la desilusión, pero advirtió de que ésta nace porque "se confunden los tiempos". "La autonomía es un instrumento para conseguir lo que queremos: equilibrar el territorio, que haya más profundidad democrática, más educación, que se reconozca más la cultura del pueblo. Es un instrumento utilísimo, pero no un objetivo. No se puede decir ya tenemos autonomía ¿y ahora qué?", explicó. Pero la máxima satisfacción la expresó José Rodríguez de la Borbolla. "Queda mucho por hacer, pero la institucionalización de la autonomía es un logro difícilmente pensable hace 20 años. Mentiría si dijera que cuando firmamos el pacto sabíamos lo que iba a pasar. Lo conseguido supera con creces las expectativas", aseveró. Según el ex presidente de la Junta, en los 20 años transcurridos desde el Pacto de Antequera "se ha consolidado la conciencia colectiva de la identidad andaluza que no existía en 1978". Y puso como ejemplo que entonces se habló del peligro de un nuevo centralismo, que se ha superado.