Un banco de sangre de EE UU avisa a 40.000 personas a las que se transfundió sangre sin control de infecciones
Al menos 28 hospitales de la ciudad de Chicago utilizaron para sus pacientes sangre que no había sido sometida a los controles para determinar la posible infección de algunas de las enfermedades más peligrosas de transmisión sanguínea. Una investigación policial hace unos meses terminó con la detención de dos empleados de un banco de sangre de Nueva York que falsificaban los análisis preceptivos después de cada donación. Aunque el riesgo de contagio es mínimo, el banco de sangre comenzó a enviar ayer una carta a cada una de las 40.000 personas que pueden haber sido infectadas con enfermedades como el sida o la hepatitis. Cualquier persona que haya recibido una transfusión en un hospital de Chicago entre los años 94 y 96 sufre el riesgo de haberse visto infectada con alguna enfermedad de transmisión sanguínea. Se calcula que en total 40.000 personas han recibido en su cuerpo alguna de las 150.000 unidades de sangre distribuidas en esta ciudad desde el Centro de Sangre de Nueva York, un banco médico que almacena la sangre donada de forma altruista.La policía ha investigado en los últimos meses la denuncia presentada contra dos empleados de este centro de Nueva York acusados de no realizar a la sangre donada los análisis reglamentarios, posiblemente para ahorrarse el trabajo. Estos dos trabajadores (ahora detenidos) falsificaban posteriormente las etiquetas de las bolsas de sangre y simulaban haberlas sometido a las pruebas. El banco de sangre de Nueva York puso ayer en el correo 40.000 cartas dirigidas a las personas que pudieron recibir una de esas unidades en alguno de los 28 hospitales de Chicago que distribuyeron la sangre no analizada. La policía ha comprobado que los dos empleados del centro no realizaron en ningún caso los análisis para detectar en la sangre donada los virus del sida, la hepatitis B y C y el virus HTLV, relacionado con algunos tipos de leucemia.
Los responsables de este banco de sangre han esperado a que la investigación policial concluyera antes de comunicar a los afectados el riesgo de contagio. El doctor Robert Jones, presidente de este centro, ha asegurado que la demora en la alerta se debe a la certeza de que el riesgo de contagio es mínimo, dado que en general los hospitales someten la sangre que reciben a controles posteriores. "Si pensáramos que esto es un problema grave, habríamos actuado antes", dijo Jones.
Sin embargo, la prensa local de Chicago publicaba ayer anuncios a plena página en los que se hacía un llamamiento "a todos los que hayan recibido una transfusión sanguínea en un hospital de la ciudad entre junio de 1994 y diciembre de 1996", y ofrecía un número de teléfono para concertar pruebas médicas que determinaran la posibilidad de que se hubiera contagiado alguna enfermedad. Unas pocas unidades con sangre no analizada fueron a parar a hospitales de Nueva York, Pittsburg y Memphis, que también han sido avisados por el centro médico.
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