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El euskera no excluye ningún color

El País

Desde Senegal a Pakistan o de Finlandia a Estados Unidos no hay barreras que impidan a ningún ciudadano del mundo aprender el euskera. Así lo han demostrado una treintena de hombres y mujeres que abandonaron sus lugares de origen para emigrar al País Vasco y decidieron que la mejor forma de integrarse en esta comunidad consistía en hablar el idioma de los vascos. El senegalés Khadim Fall, John Moore, de Inglaterra; el estadounidense Michael Morris o el pakistaní Shaid-Raza Mehasi han echado por tierra el argumento esgrimido por muchos vascos de que aprender euskera es poco menos que imposible. Ellos han demostrado que basta con poner un poco de interés y mucha fuerza de voluntad para conseguirlo. Hace falta, eso sí, estar convencido y ellos lo están. "Por experiencia propia sabemos y proclamamos", dijo ayer el filólogo andaluz Juan Vélez, "que el euskera está abierto a todos". A su compañera alemana, la profesora Ludger Mees, no le cabe ninguna duda. "Quienes vivimos en Euskadi", señaló, "tenemos muy pocas cosas en común, pero una misma lengua nos define. Somos diversos por origen, mentalidad y formas de vida; somos también distintos por profesión y manera de ser. Pero gracias al euskera nos sentimos definidos como propios de aquí, como autóctonos". De hecho, la mayoría de ellos son profesores, pero también hay vendedores de puestos callejeros, consultores de Internet, funcionarios municipales o sacerdotes. Esta treintena de extranjeros que viven en San Sebastián y Pamplona, que han visto desde su llegada al País Vasco cómo se cuestiona una y otra vez la vigencia del euskera, han suscrito un manifiesto, que ayer presentaron en San Sebastián, en apoyo de la campaña El acuerdo del siglo XXI: Bai euskarari (Sí, al euskera), impulsada por el Consejo de los organismos sociales del euskera, Kontseilua. El Consejo cree que la experiencia de estos hombres y mujeres demuestra que el euskera es un instrumento de integración fundamental de cara al futuro. "Y en contra de algunas manifestaciones interesadas, nos demuestra que integra en su seno a todos los colores", destacó ayer uno de sus responsables. Los asistentes a este acto aseguraron que han sido testigos de muchas discusiones sobre el color de la lengua de los vascos. Y creen que la realidad es distinta a como se plantea. "No importa el color de la piel que uno tenga para poder comunicarse en un mismo idioma". Por eso piden a "la sociedad vasca, plural y diversa", que haga un esfuerzo para garantizar su futuro. "Nosotros nos hemos sentido acogidos en este país y tal vez ese vehículo de comunicación pueda ofrecer a las próximas generaciones la posiblidad de sentirse arraigados a esta tierra", aseguró Vélez. Los firmantes de este manifiesto creen que para que una lengua perdure a lo largo del tiempo necesita del compromiso de todos, el de aquellos que han nacido en el País Vasco y el de quienes creen que este pueblo tiene derecho a ser euskaldún.

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