Un cuadro de Velázquez saldrá a subasta en enero en Nueva York
"Santa Rufina" va a tener "muchos novios", afirma Pérez Sánchez
"El cuadro va a tener muchos novios", declaró ayer el historiador del arte Alfonso E. Pérez Sánchez al ver, de nuevo, la tela Santa Rufina, de Diego Velázquez (1599-1660), que saldrá a subasta el 29 de enero de 1999 en la sala Christie´s de Nueva York. Conservadores de los museos del Prado y del Louvre han querido ver directamente el cuadro, por el que se han interesado la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. La obra se expone por breves días en Sevilla, Madrid y Barcelona, antes de que cambie de propietario.
El propietario del cuadro de Velázquez, que como excepción sale a subasta, es de Brasil, cuyo anonimato se mantiene según las reglas del mercado del arte. En la casa de subastas Christie´s de Madrid (Antonio Maura, 10) se podrá ver los días 30 de noviembre y 1 de diciembre. Antes pasará por Sevilla, en la sala municipal de San Hermenegildo (27 y 28 de noviembre), y, después, en el Círculo Ecuestre de Barcelona (3 y 4 de diciembre).El precio de salida dependerá de las expectativas que levante entre los compradores y se fijará en las fechas próximas a la subasta. Como precio estimado se sitúa en un mínimo de tres millones de dólares (420 millones de pesetas, sin comisiones). También se subastan otros cuadros de El Greco y Murillo.
La historia de Santa Rufina empieza con su registro en el inventario del principal mecenas de Velázquez, Luis de Haro, marqués de Eliche, sexto marqués de Carpio, quien sucedió a su tío como primer ministro de Felipe IV en 1643. Su tío, el conde-duque de Olivares, presentó al pintor en la corte. En el inventario se refiere a "una pintura de santa Rufina de medio cuerpo, con palma y unas tazas en las manos, original de Diego Velázquez, de tres cuartas y media de alto y dos tercias y dos dedos de ancho".
Según la casa Christie´s, el cuadro estuvo en paradero desconocido hasta 1868, en que apareció en la colección de Earl de Dudley erróneamente atribuido a Bartolomé Esteban Murillo. El cuadro fue vendido como parte de la colección del vizconde Ednam en Christie´s en 1925, y de nuevo en 1948 en Parke-Bernet, de Nueva York. Poco después fue adquirido por la familia del propietario actual.
"Me gustaría que se quedara en España, pero todo dependerá del precio", declaró ayer Alfonso E. Pérez Sánchez, que ha estudiado a fondo el cuadro, al permanecer en el Museo del Prado, cuando era director, para su estudio. "Es un cuadro atractivo que merece la pena. Es un cuadro religioso, estilísticamente cercano a Los borrachos, que se pinta antes de su viaje a Italia. Hoy no hay duda de que es de Velázquez".
Señala que aparece citado en el siglo XVII y después aparece a finales del XVIII y principios del XIX. La identificación de Murillo se debe, según Pérez Sánchez, a que en el siglo XVIII no se conocía a Velázquez, y fuera de España todo cuadro que tuviera niños y fuera delicado se adjudicaba a Murillo. Según Christie´s, el historiador José López-Rey fue el primero en documentar el cuadro, y los expertos de la sala de subastas "llevaron a cabo un profundo análisis técnico de la pintura, pudiendo confirmar la atribución y estableciendo la fecha de ejecución entre 1632 y 1634". Santa Rufina es, junto a su hermana, santa Justa, patrona y protectora de la ciudad de Sevilla.
Carmen Garrido, conservadora del Museo del Prado, autora de libros como Velázquez. Técnica y evolución, y Velázquez. La técnica del genio, este último con el historiador Jonathan Brown, ha conocido Santa Rufina en su departamento de documentación técnica, donde ha sido analizado por encargo del propietario actual tras la antológica del pintor que organizó el museo.
"Es un cuadro bellísimo, y para mí no tiene dudas. No me cabe la menor duda, tanto por su técnica como por su estética", declaró ayer Carmen Garrido. "En estos momentos, nadie lo puede atribuir a Murillo".
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