Chile expulsa a los dos españoles que simularon y bromearon con su secuestro
El Gobierno de Chile decidió ayer expulsar a los dos ciudadanos españoles que simularon haber sido secuestrados el viernes por simpatizantes pinochetistas, y que el martes por la noche aparecieron sanos y salvos asegurando que todo había sido una broma que habían gastado a sus familiares. Gonzalo Fernández de Córdoba, de 63 años, y su hija Ana, de 23, se encontraban viajando por el norte de Chile cuando su familia perdió todo contacto con ellos.La última noticia que se tuvo de ambos fue un mensaje enviado por correo electrónico a dos hijas de Fernández de Córdoba que residen en Chile en el que los secuestrados aseguraban que se encontraban retenidos, aunque en perfectas condiciones. "Estamos bien, nuestros anfitriones son excelentes personas, y, por supuesto, no estamos bajo el síndrome de Estocolmo y pedimos que no hagan nada", señalaba la misiva.
El mensaje añadía que los españoles permanecerían retenidos hasta ayer, miércoles, fecha elegida por los cinco jueces de la Cámara de los Lores británica para hacer público el veredicto sobre la inmunidad del exdictador chileno.
Los familiares de Fernández de Córdoba se pusieron en contacto con un congresista chileno, Sergio Bitar, amigo de la familia, quien a su vez contactó con las autoridades chilenas. El martes por la noche, el subsecretario de Interior chileno, Belisario Velasco, confirmó que dos unidades especiales de la policía chilena se habían desplazado al norte del país para localizar a los dos españoles. En Santiago de Chile, diversos políticos de izquierdas, entre ellos Gladys Marín, dirigente del partido comunista, incluso hablaban de una posible resurrección de la DINA y la CNI, la policía política del régimen militar de Pinochet.
A la vez, el Gobierno de Eduardo Frei decidió reforzar la seguridad en las embajadas, edificios públicos y ciudadanos particulares que en los últimos días habían recibido amenazas.
En España, el Ministerio de Exteriores "ni confirmaba ni desmentía" la noticia del secuestro, aunque todos los telediarios abrían con la noticia, que era recogida con amplitud por las primeras ediciones de los medios escritos. Los familiares de Fernández de Córdoba en Madrid manifestaban su preocupación sobre todo por la ausencia de noticias. "Imagínese cómo me encuentro", señalaba la esposa del desaparecido, "sin ninguna noticia de mi marido y sin saber qué hacer exactamente", añadió. En la madrugada del miércoles (hora española), y ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Fernández de Córdoba y su hija decidieron presentarse en la emisora que la Televisión Nacional Chilena posee en la ciudad de La Serena, a unos 400 kilómetros al norte de Chile. Allí confesaron que todo se trataba de una broma.
Ley de extranjería
Sin embargo, a las autoridades chilenas no les sentó nada bien la broma, y la Intendencia de Santiago anunció ayer la expulsión de los dos ciudadanos en aplicación de la ley de extranjería. Velasco se lo había advertido horas antes, ya que su acción "daña la imagen de Chile y podría haber causado daños a la convivencia entre los chilenos". Velasco cursó instrucciones a la división jurídica de su ministerio para que tomara las medidas pertinentes.Por su parte, Fernández de Córdoba mostró su arrepentimiento ante los micrófonos de la televisión chilena: "En puñetera hora se me ocurrió esta imbecilidad", señaló.
La Embajada española en Santiago se puso en contacto con el Ministerio de Interior chileno, al que comunicó su malestar por la broma. El ministro de Exteriores español, Abel Matutes, señaló que la broma había sido "pesada y de mal gusto", y confirmó que él mismo había sido una víctima de todo, ya que durante el martes por la noche estuvo pendiente de la evolución de los hechos.
Los familiares de ambos turistas expresaron su alegría tras conocer que no les había pasado nada, aunque algunos no creían que ambos fueran capaces de semejante hecho: "Espero que no sea así, no veo a mi padre capaz de gastar una broma semejante", señaló uno de los hijos de Fernández de Córdoba, que expresó su alegría "a pesar del ridículo".
Fernández de Córdoba es un economista que recorría el Cono Sur americano en compañía de una de sus siete hijas. Durante su periplo enviaba mensajes por correo electrónico a sus familiares. "Todos los días busco una oficina que tenga Internet y voy contando todas las aventuras, y de alguna manera las aventuras las exagero un pelín". "Tengo la frustración de haber metido la pata en un país al que quiero muchísimo", declaró el falso secuestrado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.