En busca del "chollo"
Más de 1.000 personas acuden en Alicante a la subasta de 146 inmuebles desafectados por el Grupo Argentaria
Chalés con parcela en Xàbia a 15 millones de pesetas, un local comercial de 470 metros cuadrados en la céntrica plaza de Los Luceros de Alicante por 50 millones, un poco más por un conjunto de naves industriales en Redován, un local comercial y nueve plazas de garaje en la calle Sorní de Valencia por 110 millones de pesetas, o unas oficinas bancarias en la calle Mayor de Castellón (476 metros cuadrados), por 62 millones y medio. Son ejemplos de algunos chollos con los que ayer se encontraron los asistentes a la primera subasta pública de lotes inmobiliarios organizada en Alicante por el Grupo Argentaria, a través de la sociedad Gesinar. Al acto, celebrado en las nobles instalaciones del Casino, acudieron más de 1.000 personas, a las que se sumaron otros 260 interesados de toda España que presentaron pujas por escrito y más de 4.000 que participaron por teléfono en la subasta. El 90% de los inmuebles fueron adjudicados, por un importe total de 1.000 millones de pesetas. Desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde, cada tres minutos cambiaba de manos un local o una vivienda, que salían a subasta por un importe muy inferior al precio de mercado. La distribución de 20.000 catálogos con las fincas a desafectar caldearon el ambiente durante las semanas previas, pero aun así los organizadores se confesaron "sorprendidos" por la respuesta. "Se nota que hay dinero, el euro está cerca y la gente invierte", señalaron durante la frenética mañana. En el interior del Casino era prácticamente imposible dar un paso. El espacio vital se limitaba al preciso para levantar el brazo y pujar. Carlos Huelamo, director territorial de Gesinar, extensión inmobiliaria del grupo Argentaria, y Natalia Martínez, encargada de reconvertir la firma en agencia inmobiliaria con base en Madrid, llevaban el peso de la subasta, que movilizó a otro centenar de personas, incluidos agentes de seguridad, una legión de azafatas y los maestros de ceremonia que dirigían la puja. "Más de uno se va a arrepentir, porque la manita va para arriba muy alegremente". Un asistente a la subasta veía así el acto, y no se atrevió a pujar aunque confesó que los precios eran "sorprendentes". El nivel de arrepentimiento es bajo, según los organizadores, dado que los interesados se preocupan antes de visitar los inmuebles, asegurarse que están libres de cargas y consultar precios de mercado. Los desplazados desde Madrid se llevaron la mayor parte de los chalés. En la capital es impensable adquirir una vivienda unifamiliar con zona ajardinada por 15 millones. Si además esa vivienda está en Xàbia, a tiro de piedra del mar, valía la pena el viaje para intentarlo. La expectación contrastaba con la negativa de los participantes a facilitar identidad o el precio conseguido. "Por lo general, los adjudicatarios no quieren publicidad", explicó Natalia Martínez. Junto al salón central y la primera planta del Casino, donde se pujaba, ocho mesas de contratación tramitaban la documentación de los inmuebles desafectados. Otros tantos abogados informaban a los compradores del trámite burocrático antes de recibir las llaves, incluido un plazo de treinta días para buscar financiación. El único requisito a cumplir ayer era la entrega de un cheque por el 15% del precio de salida de la vivienda, independientemente del valor alcanzado en la puja. La de ayer era la sexta subasta pública organizada desde marzo por Argentaria después de las de Madrid, Barcelona, Murcia y Málaga. En ninguna de ellas se registró el éxito de Alicante. Las propiedades en la costa son más atractivas. Para los organizadores, la clave del éxito, al margen de los precios de salida, es la transparencia. Saben de los recelos del ciudadano medio ante estos actos por la mala fama que tienen las subastas judiciales. "Aquí no hay nada amañado, y es imposible que ese licitador que tenemos en mente presione a un millar de personas", aseguró Huelamo. En los primeros compases, el personal se mostró algo retraído, pero conforme se adjudicaban los lotes la desinhibición fue total.
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