El organismo, contra sí mismo
El lupus eritematoso sistémico está integrado dentro del grupo de enfermedades autoinmunes, aquellas en las que el sistema de defensa ataca al organismo propio.Cada uno de los tres términos que componen el nombre de la enfermedad tiene un significado. Lupus procede de una mancha en la piel que aparece en algunos pacientes en forma de mordedura de lobo; eritematoso procede del color enrojecido de esas lesiones, y sistémico, por la afectación general del organismo.
"El sistema inmunológico o defensivo no sólo es capaz de reaccionar contra elementos que se introducen o penetran en él, como podrían ser un órgano trasplantado o un virus. A veces también presenta una reacción contra cualquiera de los tejidos que lo componen produciendo, en consecuencia, manifestaciones patológicas", explica Juan Jiménez Alonso, jefe del servicio de Medicina Interna del hospital Virgen de las Nieves de Granada.
Este especialista, que intervino en una sesión científica sobre lupus en el congreso de Medicina Interna, sostiene que el diagnóstico es clínico y se confirma mediante análisis de sangre.
"Los síntomas y signos", observa, "son los que deben llevar al médico a la sospecha de la enfermedad. Después, la detección de anticuerpos antinucleares en sangre confirma la existencia del proceso. Esta prueba es muy sencilla y se puede realizar en el laboratorio de cualquier hospital. Pero el problema del diagnóstico a veces estriba en que, al presentarse síntomas inespecíficos, el médico no sospecha de la enfermedad".
Según Jiménez Alonso, la mayoría de los pacientes diagnosticados están bien controlados y son minoría los que se encuentran graves y mueren por esta patología. "La actitud terapeútica", cuenta, "empieza con una serie de medidas higiénico-dietéticas, como una alimentación sana, abstención absoluta con respecto al tabaco y al alcohol y descanso. Luego, según la afectación, se emplean diferentes tipos de fármacos".
La versatilidad del lupus hace que sea un proceso en el que estén implicados diferentes especialistas (ginecólogos, cardiólogos, reumatólogos, hematólogos, neurólogos, neumólotos, psiquiatras), bajo la coordinación del internista.
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