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Fisuras en la coalición

Pilar Bonet

Con una sola frase, el ministro del Interior de Alemania, el socialdemócrata Otto Schily, ha inaugurado una nueva etapa del debate sobre la emigración en Alemania. "Se ha superado el límite de lo que es posible soportar", ha venido a decir el ministro, refiriéndose a la capacidad de su país de integrar nuevas oleadas de inmigrantes. La respuesta no se ha hecho esperar, y los políticos de todos los colores, incluidos los de la coalición rojiverde en el Gobierno, se han incorporado a una polémica antigua que, ahora, se abre a nuevos horizontes ante la inminencia de la nueva ley de ciudadanía que muchos consideran revolucionaria porque rompe arraigados esquemas y supone el reconocimiento de una sociedad multicultural.La ley, que prevé la concesión de la nacionalidad alemana a los niños nacidos en Alemania como hijos de extranjeros, pondrá fin a una situación legal basada en el derecho de sangre, que se remonta a 1913. De acuerdo con el proyecto de coalición entre el SPD y Los Verdes, los niños en cuestión podrán tener automáticamente la ciudadanía alemana si uno de sus progenitores ha nacido en este país o llegó a él antes de cumplir los 14 años y no deberán renunciar por ello a la nacionalidad de origen.

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La aprobación de la ley creará una situación sin vuelta atrás, porque los dos o tres millones de personas que, según cálculos de la coalición gubernamental, pueden beneficiarse de ella se habrán convertido en nuevos votantes.

Schily, que en el pasado fue miembro de Los Verdes, pasa hoy por ser uno de los duros del SPD en asuntos policiales, y su rigidez irrita a sus antiguos compañeros de partido. Por eso, sus palabras sobre la emigración, que recuerdan a las de su predecesor, el democristiano Manfred Khanther, han abierto fisuras en el seno de la coalición. Cem Ozdemir, el diputado de origen turco que es hoy el portavoz de la política interior de Los Verdes, ha reprochado al ministro el querer atraer a votantes de derechas, y Gunda Röstel, la portavoz de la dirección de Los Verdes, ha calificado de "falsa señal" sus palabras. A diferencia del SPD, Los Verdes son partidarios de una ley para regular la emigración. La concepción de esta ley es también objeto de polémica, ya que, donde Los Verdes quisieran una apertura a la acogida de emigrantes y peticionarios de asilo, otros quisieran cortar los flujos migratorios, como es el caso de los liberales del FDP. De los 82 millones de habitantes del país, un contingente de 7,3 millones son extranjeros.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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