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RETIRADA ISRAELÍ

Más de la mitad de los 250 palestinos liberados son delincuentes comunes

No hubo recepción de honor ni ceremonia de bienvenida para los 250 presos palestinos que cumplían condena en cárceles israelíes y que fueron liberados ayer como parte de los compromisos alcanzados en el Memorándum de Wye Plantation. Un sentimiento de humillación y engaño embargaba a las autoridades palestinas, porque la mayoría de los excarcelados eran delincuentes comunes.

El Gobierno de Yasir Arafat había expresado su rechazo a la lista de presos que iban a ser liberados por Israel y había pedido la mediación de Estados Unidos, como garante del acuerdo, para que se aumentará el número de presos políticos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se negó al final a modificar la relación, y sólo puso en libertad a 100 personas detenidas por cuestiones de seguridad.Los 250 detenidos fueron trasladados en varios autobuses a tres puestos fronterizos entre Israel y los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza. Pocos familiares de detenidos habían acudido a esperarlos, y los más se fueron decepcionados porque entre ellos no estaba la persona que esperaban.

Un grupo de 65 prisioneros fue llevado al paso de Nahal Oz, entre Israel y Gaza. Sólo 16 eran presos políticos. Entre ellos figuraba Ahmed Obeid, miembro del Frente para la Liberación de Palestina, que había sido condenado a cadena perpetua por planear un ataque contra soldados israelíes. La suya fue una de las pocas recepciones emocionantes. Un hermano que no sabía de su liberación y que trabaja como cámara para la televisión de Qatar lo vio a través del visor y corrió a abrazarlo.

La mayor parte de los 50 familiares de presos que esperaban en el paso fronterizo no tuvieron la misma suerte y algunas madres lloraron con desesperación hasta caer desmayadas. Los padres mostraron más entereza, pero igual desencanto, y criticaban veladamente a la Autoridad Palestina de Arafat por no haber logrado la liberación de los detenidos por motivos políticos.

Los excarcelados de Cisjordania fueron trasladados a puestos del Ejército israelí en las inmediaciones de Hebrón y Ramala, donde se repitieron las escenas. Tampoco aquí hubo abrazos, más que para unos pocos.

Entre los 250 liberados se encontraban numerosos detenidos por delitos que difícilmente pueden ser considerados políticos. Los más cumplían condena por haber entrado ilegalmente en Israel. Otros eran ladrones de poca monta o traficaban con coches robados en territorio israelí que vendían como piezas de recambio en Cisjordania y Gaza una vez desmontados. "Es un pecado que los criminales sean liberados y nuestros guerreros permanezcan en prisión", aseguraban los familiares de los presos políticos. Los que estrenaban libertad, en algunos casos después de muchos años en prisión, se lamentaban por la suerte de los que quedaron dentro.

Descontento palestino

El negociador palestino para cuestiones de prisioneros, Hisham Abdel-Razek, no ocultó su enfado con las autoridades israelíes. "Cualquiera que piense que estamos felices es un loco", aseguró. Ni él ni ningún otro representante de la Autoridad Palestina acudieron a dar la bienvenida a los presos. "Es una decepción y una vergüenza para los palestinos", manifestó Abdel-Razek. El dirigente palestino también pidió una intervención de EEUU para que en próximas liberaciones de presos no se repitan las excarcelaciones masivas de delincuentes comunes.Con cada uno de los dos repliegues que quedan, según el Memorando de Wye, Israel debe liberar a 250 presos. La Autoridad Palestina asegura que los criterios fijados en el acuerdo establecen que los 750 que serán liberados en total deben ser detenidos por motivos políticos.

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