Devaneos pianísticos

Para saber lo que uno puede encontrarse en un recital de George Winston hay que echar un vistazo al calendario porque divide sus presentaciones entre verano e invierno. Así que como estamos en noviembre tocó programa invernal.Abrió con el habitual tributo a Vince Guaraldi. O sea, que empezó con Carlitos y Snoopy: la música que acompañaba las andanzas de los personajes creados por Schultz. Y también ofreció su sesión de stride, música festiva de Nueva Orleans, con la mano izquierda dando brincos entre los acordes, y la derecha improvisando. Winston no es un gran pianista, pero se maneja con soltura.

Trajo una guitarra de la que no se separa ni para ir a comer. Aunque sea loable su labor propagandística de los músicos de Hawai, ello no le faculta para tocar en público la guitarra al estilo hawaiano. Sólo logra que añoremos a verdaderos maestros como los Pahinui.

Se le nota más cómodo desde que ha perdido el aura de santón de la new age. Y sigue interpretando piezas melódicas de fácil escucha, y en algunos casos realmente bonitas, como la ucraniana Carol of the Bells.