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Pomés es partidario del carnet por puntos para combatir la reiteración en las faltas de circulación

El carnet de conducir por puntos, que penaliza a los conductores que reiteradamente incumplen el código de circulación, debiera llevar ya más de dos años funcionando en España. El PSOE previó su implantación en 1996, y el PP lo ha dejado aparcado indefinidamente. Xavier Pomés, consejero de Gobernación, se mostró ayer favorable a su instauración. El carnet ya existe en muchos países de la Unión Europea y es una realidad en Japón y Estados Unidos desde los años sesenta. Su primordial efecto es rebajar la tasa de mortalidad en las carreteras y en las ciudades.

Francia fue el último país de nuestro entorno próximo en implantar el carnet por puntos. Lo hizo en verano de 1992 y tras una brutal huelga de los profesionales del transporte, que bloquearon durante días las carreteras y autopistas del vecino país y llegaron a colapsar algunos sectores de producción. Pero los números cantan: durante los cinco primeros meses de su implantación se redujo un 11% la mortalidad en las carreteras francesas. Después, este descenso se estabilizó en el 6%. La modalidad del carnet de puntos está implantada en numerosos países occidentales -Gran Bretaña y Alemania también lo tienen- y se caracteriza por contener una serie de puntos que van disminuyendo -en algunos países, el sistema es de suma de puntos y no de resta- a medida que se van cometiendo infracciones. Cuando el conductor se queda sin ningún punto -es el caso de los países que restan- o llega a la cantidad predeterminada -en aquellos países que suman-, la Administración le retira el carnet por un tiempo. En función del país, cada dos o tres años las cuentas de los conductores se ponen a cero y se vuelve a iniciar otro periodo de suma o de resta. Decisión del Gobierno Pomés se pronunció ayer a favor de este nuevo carnet en la conferencia de prensa convocada para dar cuenta de los acuerdos adoptados por la Comisión Catalana de Tráfico y Seguridad Viaria, organismo en el que están representadas la Administración local, la autonómica y la central y las entidades privadas y que actúa como órgano de participación y consulta de la Generalitat y foro de debate. Pomés, ante los periodistas, fue claro: "Para combatir la reincidencia en las faltas que cometen algunos conductores, no descartamos la implantación del carnet por puntos." El consejero de Gobernación se apresuró a añadir que quien debe adoptar esta modalidad es la Administración central, la única con capacidad normativa para ello. Dio a entender que bien podría ser el grupo parlamentario de CiU en el Congreso quien presentara la propuesta de cambio. En el caso de que CiU asuma el hecho -seguramente impopular y, por lo tanto, poco productivo electoralmente- de llevar esta propuesta al Congreso tendría que contar con el beneplácito del partido del Gobierno, el PP, y de alguna otra formación para tirar adelante el cambio. Luego se abriría un largo y lento proceso de trámites parlamentarios que, en el mejor de los casos, supondría que nunca antes de dos años estuviera el carnet en el bolsillo de los conductores españoles. La opinión del RACC Sebastià Salvador, presidente del Real Automóvil Club de Cataluña -el poderoso RACC, organización que agrupa en su seno a 380.000 conductores catalanes- tiene una opinión clara y contundente sobre el carnet por puntos: "Se trata de un instrumento positivo." Y apostilla para justificar su meridiana afirmación: "Es bueno que una persona lleve las cuentas de sus deudas." Para Salvador, el carnet por puntos conlleva una filosofía distinta. "La evaluación constante a la que obliga este carnet provoca una mejora en la actitud y comportamiento de las personas. Es un elemento pedagógico muy bueno", precisa el presidente del RACC. Si la reducción en el número de muertes es el efecto que se consigue al introducir el carnet por puntos, lo que más preocupa a la Administración catalana, y que se puso de manifiesto ayer en la reunión de la Comisión Catalana de Tráfico y Seguridad Viaria, es la siniestralidad y el número de muertes de conductores y pasajeros jovenes. Por ello, el plan para 1999 se centrará en intentar reducir los accidentes que tienen a la gente joven como protagonista.Para ello, Pomés anunció que, entre otras acciones coercitivas, se incrementarán los controles de alcoholemia y de velocidad. El plan de Seguridad Viaria para 1999, que deberá ser aprobado por el Gobierno de la Generalitat, es, según Pomés, el primero que se realiza en Cataluña en el que cada administración y cada institución privada se compromete a actuaciones concretas en políticas de prevención y de educación vial. "Hemos integrado actuaciones para conseguir sinergias", explica Pomés.

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