El fiscal pide otros 15 años de cárcel

Entre 1993 y finales de 1996, los múltiples ataques sexuales que se atribuyen a Arlindo Carballo -conocido como el violador de Pirámides por ser este distrito madrileño escenario de gran parte de sus fechorías-, fueron una obsesión para la policía madrileña. Impotentes y sin pistas, los agentes veían como su fichero de violaciones aumentaba sin tregua. Las víctimas coincidían en describir al autor de las agresiones como un hombre de nariz pronunciada que las abordaba cerca de las estaciones de metro, les ponía una navaja en el costado y les decía: "Agárrame por detrás, como si fuéramos novios". Las llevaba hasta un descampado, o en un portal, y las violaba.Su detención fue un alivio para la policía y para él mismo: "Sentí que, por fin, todo se había acabado, y me dije: "Ya no podré hacerlo más". Arlindo confesó 140 ataques sexuales. "Tal es el volumen de delitos, que igual da ya que sean 40 que 80 las violaciones. La pena máxima, si así lo ven los jueces, la tiene garantizada", señala un juez.

Arlindo se ha sentado ya en el banquillo por una de las 47 violaciones que los jueces han logrado probarle. Se trata de una de las dos agresiones que, por una cuestión procesal, han sido desgajadas del sumario matriz, el de los 45 ataques sexuales no juzgados.

20 años de cárcel

La violación ya juzgada le ha supuesto una condena de 20 años de cárcel. Ahora está a la espera de que se celebre contra él un segundo juicio por la otra agresión desgajada. Por ésta, el fiscal le pide 15 años de prisión. Ocurrió en 1994. Arlindo, según el fiscal, abordó a una mujer en un portal y, tras colocarle una navaja en el costado, le ordenó que le acompañase hasta un descampado de Vallecas, donde la violó y le robó una cartera.En un principio, está previsto que este segundo juicio se celebre en la Sección Séptima de la Audiencia de Madrid.