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La ONU exige a Sadam los documentos decisivos sobre la guerra bacteriológica

Ya están de nuevo en Bagdad. Inspectores de desarme de la ONU y miembros de las organizaciones humanitarias regresaron ayer a Irak para reanudar los trabajos paralizados el 12 de noviembre, cuando salieron del país ante un inminente ataque de EEUU. La primera decisión de los inspectores tras la última crisis ha sido reclamar a las autoridades iraquíes dos documentos clave sobre la guerra bacteriológica. Se considera que a través de ellos, la ONU podrá conocer el desarrollo al que llegó la industria bélica iraquí y la situación actual de los depósitos militares.

El jefe de la misión de Naciones Unidas, el australiano Richard Butler, odiado por el régimen de Sadam Husein que le considera un espía de Estados Unidos, fue el encargado ayer de anunciar, desde la sede de la ONU de Nueva York, la decisión de reclamar estos importantes documentos. Ambos pertenecen a la época de la guerra del Chat-el-Arab, que en los años ochenta enfrentó a Irak e Irán. Según la ONU, estos textos podrían ayudar a establecer con exactitud el número de misiles con cabeza bacteriológica lanzados por Irak contra Irán y conocer, por lo tanto, los misiles sobrantes.El jefe de la misión de inspección también quiere saber si la crisis ha pasado de verdad. La reacción de Bagdad permitirá conocer cuál es la actitud real de Sadam y comprobar, sobre todo, si es cierta su decisión de "cooperar incondicionalmente", tal como aseguró en la carta que envió a la ONU el pasado fin de semana.

Lo primero que harán hoy los especialistas en armamento es dirigirse a los emplazamientos estratégicos para comprobar si todo sigue como lo dejaron al abandonar el país. Este trabajo de verificación les podría ocupar varias semanas.

"Los equipos que dejamos atrás son prioritarios. Los técnicos tendrán que comprobar si los monitores de televisión están aún en su sitio. Esto es esencial", aseguró ayer en Bagdad Caroline Cross, portavoz oficial de la misión de la ONU.

También hoy se pondrán a trabajar los miembros de las organizaciones humanitarias que garantizan con su presencia la continuidad del programa de ayuda petróleo por alimentos con el que la ONU trata de paliar los problemas provocados en la población por nueve años de embargo.

La avanzadilla de los equipos humanitarios llegó ayer a Bagdad tras 12 horas de carretera, procedentes de Ammán, la capital jordana, al mismo tiempo que regresaban los 53 inspectores de la empresa privada Register Lloyd´s basada en Londres y cuya función consiste en controlar en los puestos fronterizos la entrada de los productos de primera necesidad y la salida exacta de las cuotas de petróleo, impidiendo el florecimiento del contrabando.

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El personal de las organizaciones humanitarias llegó con discreción. Descendieron de los autobuses con el rostro cansado tras cinco días en Jordania. Los inspectores de desarme, en cambio, volvió de una manera más espectacular: por vía aérea desde Bahrein. Tenían los rostros sonrientes, saludaban a todo el mundo y, sobre todo, a las cámaras de la televisión norteamericana, que es la manera de poder saludar a sus familiares en EEUU. "Veremos si cumplen lo pactado", decía un inspector nada más regresar.

La prensa en guerra

Todos los inspectores reanudarán sus funciones en medio de una intensa guerra dialéctica. La que ha desatado la prensa iraquí contra el presidente norteamericano, Bill Clinton. La artillería se dirige principalmente contra los propósitos del presidente de Estados Unidos de derrocar a Sadam (hechos públicos el día anterior), con el objetivo de colocar en su lugar a un dirigente mucho más democrático."Clinton quiere imponer su hegemonía en todo el mundo", escribía ayer en su primera página el periódico gubernamental Al Qadisiya flanqueado por los grandes titulares del Badil que dirige el primogénito de Sadam Husein, el temido Uday que titulaba ayer al presidente nortramericano de "tirano".

"Clinton ha ido demasiado lejos. Incita a la rebelión y a la desestabilización interna del país", aseguraba otro periódico leal al líder iraquí (aquí, todos lo son) , demostrando su decisión de verter hasta la última gota de tinta en favor de su líder.

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