0,7% para Centroamérica
Hace pocas semanas, el Gobierno de la nación destinó 700.000 millones de pesetas para hacer frente a la crisis financiera latinoamericana que amenaza la cuenta de resultados -con altísimos beneficios- de las grandes empresas españolas que han invertido en la zona (Endesa, Telefónica, entidades bancarias y otras).Durante años, el Gobierno ha mantenido la postura de que no había recursos para destinar el 0,7% del PIB para ayudar al desarrollo de los países empobrecidos del planeta, pero hete aquí que ahora, cuando se trata de ayudar a los ricos, no sólo hay para un 0,7%, sino que hay para el 0,8%. Es como ese chiste gráfico del ricachón que, tras negar la limosna al mendigo con un sorprendente "no tengo...", tras alejarse unos pasos termina la frase con un clarificador "... ganas de darte".
No hay recursos para la solidaridad con los seres humanos más pobres, pero sí los hay para bajar los impuestos a los más ricos (sean sociedades o personas físicas). No hay dinero para paliar el sufrimiento humano extremo, pero sí para invertir dos billones de pesetas (tres veces el 0,7%) en armamento sofisticado durante los próximos años.
Resulta claro que España dispone de recursos suficientes para destinar el 0,7% de su riqueza nacional a la solidaridad con los pueblos más necesitados de esta aldea global.
¿No habrá algún juez que considere como delito de genocidio la omisión del universal deber de socorro a las personas en peligro de muerte, especialmente cuando existe el compromiso reiterado de actuar y la posibilidad demostrada de hacerlo? ¿O es que, acaso, dejar morir a 40 millones de personas, sistemáticamente y cada año, no es el genocidio más atroz en la historia de la humanidad?
El Gobierno tiene ahora una magnífica ocasión para enmendarse haciendo que España financie un plan de reconstrucción de Centroamérica, mediante la aportación de ese 0,48% del PIB nacional que completaría el actual y misérrimo 0,22% que España destina a ayuda oficial al desarrollo de los países más pobres.
Si tenemos en cuenta que ese 0,48% de nuestra riqueza nacional equivale a más del 10% del PIB conjunto de los cinco países más afectados por el huracán Mitch (Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Costa Rica), nos daremos cuenta de que no estamos hablando de una gota de agua en el océano, sino de una magnífica oportunidad de cambiar el destino aciago de esos países, encauzándolo por la vía del desarrollo. ¿O es que Centroamérica no se merece tanto o más que la cuenta de resultados de unas cuantas multinacionales que han sido ayudadas por el Gobierno con cargo a nuestros impuestos?
España, por razón de su deuda histórica con dichos países y de su proximidad humana por razones de consanguinidad y afinidad cultural, tiene el deber de ejecutar un generoso plan de reconstrucción de Centroamérica, con la colaboración, o sin ella, de otros países desarrollados.-
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