186 jóvenes de Bilbao buscan en una escuela su segunda oportunidad
Rosa tiene 18 años y 10 hermanos; Eliana, 17 y dos hermanos; José Antonio Potxolo, 19, dos hermanas y cuatro perros, y Fátima, 19, y también dos hermanos. Los cuatros viven en Bilbao La Vieja y junto con 186 jóvenes compañeros de entre 16 y 20 años que abandonaron sus estudios -el 63% carecía de graduado escolar- han cambiado la calle por la Escuela de Segunda Oportunidad, una experiencia educativa para recuperar a jóvenes de los barrios más depauperados. Ayer, se cumplió el primer aniversario del programa, innovador en Europa, que cuenta con un presupuesto de 600 millones, financiado al 50% entre el Ayuntamiento de Bilbao y la Unión Europea. PASA A LA PÁGINA 5
"El objetivo es luchar contra la exclusión a través de la educación"
VIENE DE LA PÁGINA 1 El alcalde Josu Ortuondo y Antonio Bartolomé, concejal de IU-EB y máximo responsable del proyecto como presidente de Lan Ekintza-Bilbao, acudieron a felicitar a alumnos y profesores. La jornada era de fiesta, así que los discuros fueron breves. Deseos de que el plan pase de piloto a permanente y poco más. Actualmente, el programa se encuentra en su tercera fase. Ésta se inició en marzo pasado y finalizará en febrero del próximo año. Su objetivo, adquirir una mínima capacitación profesional y competencias culturales básicas. Después, vendrá la cuarta, de marzo a junio de 1999, que servirá para afianzar y perfeccionar e introducir conocimientos sociolaborales- El plan concluirá con la quinta fase, de julio a diciembre, y supondrá el contacto con la realidad laboral mediante convenios de prácticas en empresas de los diversos sectores. Rosa, Eliana, Potxolo y Fátima sueñan con tener un futuro diferente al de sus padres. "Si no tienes un título y un curro, no eres nadie. Mi ilusión es ejercer de lo que estoy estudiando", cuenta Potxolo, a quien sus amigas miman. Eliana, que confiesa su rebeldía, tiene claro que de no estudiar en el centro estaría en calle. "Y, eso no es bueno. Hay demasiados peligros", asegura. Los cuatro optan por no contar mucho de sus vidas, pero se adivinan difíciles. Jon Arenal, médico geriatra, y uno de los 10 profesores y 15 tutores que conforman el cuerpo docente, resalta que muchos de los alumnos tienen graves problemas familiares: desarraigo social, toxicomanías y embarazos en la adolescencia son algunos. Por todo ello, "el fin de la escuela es luchar contra la exclusión a través de la educación", resume el médico.
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