Ruth Gabriel: "Mi gran ilusión sería interpretar a Frida Kahlo"

En su currículo figuran seis películas, dos series y una obra de teatro, Crimen y castigo, que supondrá su debú en un escenario, pero para el público español Ruth Gabriel (Cádiz, 1975) sigue siendo Charo, la protagonista de Días contados, la película de Imanol Uribe con la que consiguió el Goya a los 18 años. "El éxito es efimero", asegura la actriz. "Antiguamente, muchos actores cuando recibían un premio importante se morían de miedo porque aquello era el pasaporte para no volver a trabajar".

Esa especie de maldición ya ha pasado a la historia, aunque el caso de Ruth Gabriel sea bastante curioso. La fama le llegó con su primera película y casi inmediatamente le salió un contrato para trabajar en Colombia en un filme donde compartía reparto con Claudia Cardinale -"Hubiera sido tonto negarse a una experiencia como ésa, ¿no?"-, luego la llamaron para rodar en Portugal, en Argentina... Salvo Agustí Villaronga, que la fichó para su inquietante película 99.9, el cine español parecía haberse olvidado de ella. "La gente me reconoce en la calle, lo mismo en Florencia que en Los Ángeles, por cosas que aquí no se han visto", asegura la actriz un poco sorprendida, aunque todavía por las calles de Madrid la gente le sigue diciendo eso de "tu cara me suena, ¿tú ibas a tal colegio?"Ruth Gabriel reconoce que el éxito es una moneda de dos caras y que a ella le dio "una especie de yuyu" cuando acabó de rodar con Imanol Uribe y que medio se escapó a Los Ángeles -"mi segunda casa"-, la ciudad donde ha vivido desde que tenía 14 años y en la que tiene un apartamento en un barrio judío. Cuando no está trabajando se dedica a lo que ella denomina como el reciclaje: "Hay cursos para actores avanzados que son una maravilla". Su filosofía es que cuando no tiene trabajo tiene que seguir trabajando. En esas ocasiones de paro laboral, Ruth Gabriel coge un libro y elige un personaje. "No me pongo a leer en alto, sino que me armo de lápiz y papel y me lo trabajo sobre el papel", aclara. El sueño de su vida sería interpretar a Frida Kahlo -"¿A que soy tonta?"-.

Ahora pasa unos meses en España. Tiene pendiente el estreno de Doña Bárbara, una historia de amor basada en una novela del escritor uruguayo Rómulo Gallegos que protagoniza con Jorge Perugorría, y vive dedicada a los ensayos de Crimen y castigo, su primera incursión en el teatro, dirigida por José Carlos Plaza, que se estrenará próximamente en Madrid.

Acaba de ver Los amantes del Círculo Polar, la película de Julio Medem, y le encantaría poder trabajar con él. Mariano Barroso, Juanma Bajoulloa, Alejandro Amenábar o Bigas Luna, con el que quedó algo pendiente antes de marcharse a Los Ángeles, son también realizadores a cuyas órdenes le gustaría estar. No ha vuelto a saber nada de Imanol Uribe, un director que, según dice Ruth, repite muy poco con los actores.

Pese a su experiencia profesional la joven actriz reconoce que aún no ha perdido el miedo. "Creo que eso no se va nunca", dice. "He acabado utilizando el miedo como un instrumento más. Mi opinión es que el miedo es el antagonista del actor".