Los ecologistas exigen a Boliden una "producción limpia" para reabrir la mina

La cuenta atrás para la reapertura de la mina de Aznalcóllar ha empezado pero los ecologistas creen que las administraciones deberían parar el reloj de Boliden si no se cumplen todas las "condiciones ambientales". Las asociaciones verdes hicieron ayer hincapié en que la empresa debe modificar su sistema de producción: "No pueden seguir almacenando lodos sin más", indicó el representante de Greenpeace, Pablo Mascareñas, quien requirió un tratamiento químico de los residuos mineros para desactivar su carga tóxica antes de su depósito.

Los grupos ecologistas no se oponen a la reapertura de la mina donde se originó el vertido tóxico en el Guadiamar, pero sí se mostraron exigentes sobre qué condiciones debe cumplir Boliden para reanudar su actividad en Aznalcóllar tras el desastre del pasado 25 de abril. "Tienen que modificar sus procesos tecnológicos para llegar a una producción limpia", enfatizó el representante de Greenpeace. Es decir, la empresa debería inertizar (tratar químicamente) los residuos antes de almacenarlos en balsa alguna. Las condiciones ambientales que las administraciones, según los ecologistas, deben exigir antes de dar su autorización a la reapertura no paran ahí: reclaman un informe exhaustivo del Instituto Tecnológico Geominero que pruebe que la corta abandonada de Aznalcóllar es impermeable. Boliden la ha propuesto como nueva balsa de residuos para sustituir a la que reventó hace más de seis meses. Hasta ahora la corta abandonada ha sido usada para almacenar los lodos tóxicos recogidos del cauce del Guadiamar aunque, como recordó el representante de la CEPA, Juan Clavero, "sólo hay una autorización provisional". Eso sí, los ecologistas admitieron que si se demuestra que la corta es impermeable sería el depósito "más apropiado" para los residuos (unos diez millones de metros cúbicos) que aún quedan en la balsa accidentada. Precipitación "Un simple sellado con arcilla y plantar arboles encima no es suficiente", advirtió el representante de Adena, Guido Schmidt, en referencia a las actuaciones previstas por Boliden para tapar la balsa que reventó. "Mientras siga ahí, será una bomba de relojería" afirmó Schmidt, que planteó la alternativa de los ecologistas: tratar también estos residuos antes de llevarlos a la corta abandonada. El representante de Adena mostró su preocupación por "la alegría" con la que el consejero de Industria, Guillermo Gutiérrez saludó que Boliden entregara, el pasado jueves, los informes para sustentar su petición de reabrir el 15 de diciembre. "Puede ser una decisión precipitada", alertó. El Sirius, barco de Greenpeace que estará amarrado todo el fin de semana en el Puerto de Sevilla, sirvió de escenario para la rueda de prensa de los ecologistas. Clavero reclamó a Boliden indemnizaciones para "los hosteleros y pescadores de la desembocadura de Guadalquivir" afectados por la decisión de la Junta de prohibir el consumo de cuatro especies por el cobre que acumulan. Una hora después, José Antonio Viera, representante del Gobierno andaluz en la comisión de seguimiento, anunciaba que, el próximo jueves, altos cargos de las administraciones central y autonómica evaluarán la situación sanitaria en la zona.