Todo por la pasta

¿Es capaz una persona de engañar a la justicia para cobrar 77 millones de pesetas de una herencia y desposeer a su propia hermana? La respuesta es sí, como lo demuestra una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Los magistrados creen que Pedro A. A. orquestó una "maquinación fraudulenta" cuando demandó a su hermana para cobrar la parte que le correspondía (legítima) de una herencia y a sabiendas dio al juzgado una dirección errónea como el domicilio de ella. La mujer no pudo acudir al juicio y así no sólo ganó Pedro A. A., sino que se inició el embargo de los bienes de la hermana, que ya había vendido la finca de la discordia por 77 millones. Un recurso especial de revisión de la hermana ha servido ahora para anular todo el proceso. El TSJC dice que es inverosímil que dos hermanos que viven en la misma ciudad ignoren sus domicilios, "aunque se hallen distanciados por razones crematísticas". El hermano argumentó en su defensa que no se le podía exigir que emulara a Sherlock Holmes o a Hércules Poirot para filtrarse por las rendijas de los archivos administrativos.