Los republicanos enarbolan la revolución moral
La América conservadora, dividida entre la violencia, el fundamentalismo y el centrismo
"Armagedón será la venganza de Dios por la destrucción de esta iglesia". Escrito sobre piedra, el apocalíptico mensaje da la bienvenida a Mount Carmel, el que fue rancho y luego tumba de la secta ultraderechista de David Koresh. El lugar, a pocos kilómetros de Waco, en el corazón de Tejas, es ahora un pedregal por el que se desparraman autobuses calcinados, despanzurrados bloques de hormigón y mucha basura. Incluso bajo el soleado cielo tejano, Mount Carmel es triste y final, aunque no solitario. Una veintena de seguidores de Koresh siguen viviendo allí, en destartaladas caravanas.Cuando viene un visitante, se atrincheran en sus interiores, con la desconfianza con que lo hicieron sus correligionarios aquel 18 de febrero de 1993 en que el FBI cercó Mount Carmel para exigir la entrega de Koresh por posesión ilegal de armas de guerra. Lo que ocurrió después lo recuerda otra lápida, ésta en el interior del rancho. "Durante 51 días, los davidianos y su líder, David Koresh, resistieron heroicamente. El 9 de abril de 1993 fueron atacados por el FBI y quemados. Murieron 82 personas, de ellos 18 niños de menos de 10 años de edad. Este memorial", concluye el texto, "es una donación de la milicia de Texarkana, Tejas, cuyo comandante es el mayor Don Powell". Pero, atención, hay una tercera lápida. Ésta, colocada por manos contrarias a los davidianos, pide una oración por "los niños, mujeres y hombres brutalmente exterminados en el atentado de Oklahoma del 19 de abril de 1995".
¿Oklahoma? Sí, Oklahoma. Aquel atentado con explosivos contra un edificio del Gobierno federal fue la venganza del ultraderechista Thimoty McVeigh por el asalto del FBI en Waco. "McVeigh vino un par de veces por aquí antes de lo de Oklahoma", reconoce Billie, la septuagenaria que atiende el Centro de Visitantes de Mount Carmel, una casamata con fotos, libros y vídeos consagrados al recuerdo de Koresh y la denuncia del asalto del FBI. De pelo plateado y anudado por una trenza, ojos celestes y rostro muy suave, nadie asociaría a Billie con los davidianos. Pero lo es, y la única que habla con extraños. "Yo soy una superviviente", dice. "Estaba fuera, de compras, el día en que llegaron los agentes federales". Guerra de mensajes escritos en piedra en Mount Carmel, el mayor santuario de ese ultraderechismo incrustado en la América profunda que cree que el Gobierno federal de Washington es la marioneta de una conspiración internacional para arrebatarle a EEUU su condición de "país blanco, libre y cristiano".
Toda una constelación de sectas, iglesias, milicias y grupos de discusión en Internet que se prepara para librar la batalla final de Armagedón, descrita en el libro del Apocalipsis. Tierra de Biblia y de fusiles, Tejas es caldo de cultivo de ese fundamentalismo violento y también de otros de rostro más constitucional. En la localidad tejana de Vernon, hijo de un barbero que en sus horas libres hacía de predicador y educado en escuelas muy religiosas, nació Kenneth Starr, el fiscal que se empeñó en probar que Clinton mentía cuando negaba haber sostenido relaciones sexuales con Monica Lewinsky.
Starr es, de modo indirecto, el protagonista de las elecciones norteamericanas del martes, convertidas en un referéndum sobre el caso Lewinsky y el futuro de Clinton. La derecha republicana busca movilizar el conservadurismo de la América profunda para conseguir una mayoría en el Congreso que le permita destituir al presidente. Los demócratas desean el voto de esas dos terceras partes hartas del escándalo. Y en medio de esa pugna, emerge desde Tejas una nueva tercera vía. A bordo de un Chevrolet Caprice Classic de color burdeos, hoy ha llegado a Waco el campeón de esa tercera vía, un republicano que cree que su partido jamás reconquistará la Casa Blanca si sigue cultivando en exclusiva los sentimientos más extremistas del tercio de los norteamericanos ultraconservadores: George Bush, gobernador de Tejas, y al que una encuesta CNN-USA Today-Gallup publicada hoy, otorga el 57% de los votos frente al 39% del demócrata Al Gore si las presidenciales se celebraran ahora.
Un patricio con don de gentes que no hace campaña sobre los temas de la prohibición del aborto, la eliminación del papel del Gobierno y el impeachment de Clinton, George Bush, el hijo del presidente derrotado por Clinton en 1992, está en Waco para hacer campaña a favor de su reelección como gobernador de Tejas. Pero aquí, con él, representante del centrismo, otra derecha converge hoy: la de las sectas y las milicias. El futuro del Partido Republicano depende de que gane una u otra. Como demuestran las victorias de Clinton y su popularidad, la clase media de EEUU es mayoritariamente conservadora, pero también temerosa de los extremismos.
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