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Entrevista:

"Nunca he perdido la visión del mundo que me rodea"

En Le Presbytére, un espectáculo de danza que presentó el pasado fin de semana en Lisboa, inspirado en Freddie Mercury y el bailarín argentino Jorge Donn, ambos fallecidos a causa del sida, Béjart transmite un mensaje de esperanza y optimismo. Con música de Queen y Mozart, y un vestuario diseñado por el desaparecido Gianni Versace, el inimitable Béjart conquistó una vez más al público lisboeta. Después de la muerte de su bailarín fetiche, Jorge Donn, en diciembre de 1992, el coreógrafo francés se refugió en el trabajo y ahora regresa con nuevas energías. Béjart se declara un "artesano de la danza", cree que "el ser humano, a pesar de todas las catástrofes, siempre encuentra una solución a las dificultades" y proclama, como decían los Queen, que "el show debe continuar".Pregunta. Después de la muerte de Jorge Donn, se refugió mucho en el trabajo, preparó nuevas coreografías y parece que ahora regresa con más vitalidad.

Respuesta. Fue un golpe terrible, porque yo le tenía un enorme cariño. Era un gran bailarín y un hombre fantástico. Pero yo siempre he trabajo mucho. Mi vida ha sido siempre trabajo y trabajo. Siempre he estado preparando coreografías, he realizado giras mundiales no sé cuántas veces y, por tanto, mi vida no ha cambiado mucho. Mi dolor es interior, pero ése es un problema personal. Antes trabajaba como bailarín y ahora como maestro que dedica toda su vida al arte.

P. ¿No se apartó un poco del mundo exterior y se escondió en sí mismo?

R. No es exactamente así. Yo siempre he sido un creador que vive en el mundo, siento los dolores de los pueblos, las guerras, los problemas de la gente y todo lo que ocurre a mi alrededor. Nunca he perdido la visión del mundo que me rodea y me ha tocado vivir.

P. Le Presbytére es un espectáculo sobre la muerte, sobre el sida, pero nos envía un mensaje de optimismo, de esperanza.

R. Así es. Cada día se muere mucha gente, pero cada día también nacen niños y hay que cuidar y preocuparse de las generaciones venideras. Hay que dar un futuro a las nuevas generaciones. La muerte no es un final, sino el comienzo de otra vida. No he hecho un ballet pesimista. Al contrario, soy estúpidamente optimista, porque creo que el ser humano, a pesar de todas las catástrofes y de todos los problemas, siempre encuentra una solución a sus dificultades.

P. ¿No tiene miedo a la muerte?

R. Todo el mundo va a morir. No es ningún problema.

P. Su conversión al islam le ha hecho perder ese miedo.

R. En cierto modo sí, pero de todos modos quiero explicar que yo he tenido tantos contactos con la muerte durante toda mi vida. Mi madre se murió cuando yo tenía siete años. Mi padre falleció en un accidente de coche. Dos hermanos menores que yo también han muerto. Muchos bailarines que conocí han desaparecido. Creo que hay que aceptar la muerte como una parte de la vida.

P. ¿Qué busca Maurice Béjart en el futuro?

R. Lo principal para mí es el arte, la compañía y la escuela de danza. De mi compañía han salido la mitad de los directores de danza de toda Europa. En el caso español están Víctor Ullate y Nacho Duato, pero hay muchísimos más de otros lugares.

P. ¿Cuáles son sus nuevos proyectos?

R. Ahora mismo estoy trabajando en un Don Quijote, tomando la historia de Cervantes, pero sin la música del ballet clásico, con una música actual, porque la historia puede trasladarse al mundo actual. Además, estamos llevando de gira Mutaciones, una obra sobre los incesantes cambios que está sufriendo nuestra sociedad. Estamos atravesando una época de grandes cambios, donde todo se altera de la noche a la mañana. Cambian las modas, el medio ambiente, las ideologías y la civilización. Hay que estar atento porque puede ocurrir lo mejor y lo peor.

P. A su juicio, ¿cuál es la peor amenaza?

R. Sin duda, la amenaza ecológica. Estamos destruyendo nuestros recursos naturales. Cada día desaparecen bosques, estamos contaminando las aguas y los océanos, la polución es cada vez mayor y el clima están en constante mutación por nuestra causa. Debemos unir nuestros esfuerzos para conservar el planeta o corremos el riesgo de que en cien años no exista nada de lo que conocemos.

P. Durante una temporada, abandonó los grandes espectáculos y decidió dedicarse a obras más intimistas ¿piensa seguir ese camino?

R. No. Ahora estoy haciendo de todo. Igual que al principio. Igual que cuando preparé la Novena sinfonía y, a la vez, organizaba otros espectáculos más pequeños. También me encanta hacer cosas pequeñas, siempre siguiendo el estilo y la personalidad de los bailarines.

P. ¿La danza clásica sigue siendo la base para un buen bailarín?

R. Por supuesto, la clásica debe ser la base. Los que quieren escaparse de ella no tienen más remedio que volver. Todos los grandes bailarines modernos han pasado por la danza clásica.

P. ¿Atraviesa la danza una crisis o es un tópico?

R. Hay una crisis general en todo el mundo. Lo que ocurre es que esa crisis también ha afectado al mundo del arte, pero no especialmente a la danza. Hay menos crisis en la danza que en la ópera o que en el teatro.

P. Nació en Marsella, pero ha vivido gran parte de su vida entre París, Bruselas y Lausana. ¿De dónde es Maurice Béjart? ¿Mediterráneo, como suele decir? ¿Europeo?

R. Yo me siento mediterráneo de verdad. Crecí en Marsella y allí me formé hasta los 17 años. Allí tengo todavía gran parte de mi familia. Pero al mismo tiempo me siento europeo y muy internacional, debido a todas las giras que he realizado por todo el mundo. De todas formas, me gusta cada país donde hay gente buena que quiere trabajar.

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