La Real Academia de Córdoba rememora la vida de la ciudad en tiempos de Felipe II
La Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba clausura hoy unas jornadas dedicadas a Córdoba en tiempos de Felipe II y en las que participan una treintena de expertos en las más diversas materias que desgranarán la vida de esta ciudad andaluza durante la segunda mitad del siglo XVI. Aparte de la importancia de este monarca, del que se cumplen cuatrocientos años de su fallecimiento, esta institución cultural cordobesa quiere conmemorar las cortes que Felipe II celebró en Córdoba durante la visita que realizó entre febrero y abril de 1570. Como uno de los complementos a estas jornadas que se celebran desde ayer, la Real Academia ha organizado una exposición bibliográfica que recoge más de sesenta libros de la época filipina, procedentes de sus fondos recientemente ordenados y catalogados y que "muestra una riqueza que no podíamos imaginar hasta el momento de su desempolvamiento", como señala el bibliotecario y coordinador de las jornadas, Rafael Vázquez Lesmes. Estos actos en torno a la figura de Felipe II y Córdoba fueron abiertos con una conferencia del historiador Antonio Domínguez Ortiz quien resaltó la importancia de su celebración afirmando que aunque "hay un público que dé más importancia a un futbolista que a Felipe II, en general hay una minoría selecta y culta que se interesa por estas cuestiones y en la que podemos confiar para que siga estudiándose la figura de este rey".Domínguez Ortiz afirmó que la personalidad de este monarca no debe fijarse por los estereotipos creados por historiadores adversos a su figura señalando que Felipe II, "al que se le tiene por un devoto fanático, tuvo bastante manga ancha en materia de costumbres". "No le gustaba personalmente el teatro", añadió, "pero a pesar de las protestas de los moralistas dejó que hubiera teatro en todos los sitios en los que hubiera afición. Tampoco le gustaban los toros y no dejó que tuviera efecto en España un Breve del Papa Pío V que condenaba esta fiesta por ser cruel e indigna de cristianos". Estas jornadas demuestran, en opinión de Domínguez Ortíz, que "aunque los gobiernos desde hace tiempo parece que no quieren conceder a la historia la importancia que tiene, la sociedad reclama información".
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