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Arboleya achaca el cobre en camarones al vertido y la comisión mixta lo niega

El cobre hallado en camarones y galeras de lonjas de Cádiz no implica riesgos para la salud. Hasta aquí las coincidencias. Para el consejero de Salud, José Luis García de Arboleya, el cobre hallado en los camarones "sí es consecuencia del vertido (en el Guadiamar)". Arboleya, en declaraciones a la SER, no precisó ayer cuál puede ser el origen de la acumulación del metal en las galeras. La conclusión de la comisión Junta-Gobierno, que ha seguido los efectos del vertido desde hace seis meses fue bien distinta: "La prohibición de vender camarones y galeras en absoluto tiene que ver con el vertido", afirmó José Antonio Viera, representante de la Junta. Esta situación fue abordada ayer por el presidente del Gobierno andaluz, Manuel Chaves, quien departió a última hora con el consejero de Salud en Cádiz. También asistieron a la reunión el consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco y el de Agricultura, Paulino Plata. La comisión Junta-Gobierno dedicó gran parte de su reunión de la mañana analizar si la suspensión de la venta de camarón y galera en Cádiz, ordenada por la Junta el pasado jueves tras constatar que los niveles de cobre registrados superaban los límites legales establecidos, tenía alguna relación con el vertido. "La comisión cree que este no es un tema de nuestra competencia", resumió Viera después de resaltar que la acumulación de cobre registrada no estaba relacionada con los metales pesados que contenían los lodos tóxicos que anegaron el Guadiamar el pasado 25 de abril. Viera tuvo noticia de las manifestaciones de Arboleya cuando abandonaba la rueda de prensa. "La máxima autoridad sanitaria es él", se limitó a señalar. Unos minutos antes, el representante de la Junta y el del Gobierno central, Félix Pérez Miyares, se habían remitido a informes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para resaltar que la riada tóxica no arrastró cantidades significativas de cobre. Otros metales "Los niveles medios registrados de cobre en las aguas ácidas (antes de depurar) no superaban los 0,05 miligramos por litro", leyó Pérez Miyares. El máximo de cobre permitido en agua es diez veces mayor, 0,5 miligramos por litro. En los análisis realizados días después de la riada, otros metales pesados, como el cinc o el manganeso -que luego se depuraron-, sí superaban notablemente los valores permitidos. Los recientes informes de Salud no reseñan cantidades significativas de estos metales en galeras y camarones estudiados. El consejero de Medio Ambiente que acompañó a Chaves en su visita matinal a Cádiz reconoció que el uso de sulfato de cobre en plantaciones arroceras del valle del Guadalquivir puede ser una explicación, como apuntan científicos del CSIC. "Es difícil, pero se está investigando", confirmó el presidente quien recordó que el caladero de galeras está a 10 kilómetros de las costa mientras que los camarones se pescan en el Guadalquivir . "La situación sanitaria está controlada", enfatizó Chaves. "Es un problema más legal que sanitario", había recalcado Pérez Miyares en Sevilla. Una orden del Ministerio Sanidad fija en 20 partes por millón el límite de cobre para autorizar el consumo de moluscos. Las galeras y camarones inmovilizados registran valores máximos de 25 partes por millón. Los informes toxicológicos señalan que para que el metal tenga efectos nocivos -sobre todo en sistema digestivo e higado- la concentración debe ser cinco veces mayor y el consumo debe ser diario y en grandes cantidades. "Se van a reunir técnicos de ambas administraciones para ver la posibilidad de modificar la norma", indicó Viera quién relacionó las prohibiciones que afectan a varias especies (boca, camarones, galeras y cangrejos de mar) con "la gran lupa" del programa de vigilancia activado tras el vertido.

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