El ministro de Exteriores alemán defiende en París el pacto de estabilidad monetaria
, El nuevo ministro de Asuntos Exteriores alemán, el líder de Los Verdes, Joschka Fischer, se estrenó ayer en París con un discurso de ferviente apoyo a la reconstrucción del eje franco-alemán, pero también de defensa del pacto de estabilidad monetaria que tanto criticó desde la oposición y del Programa de Reforma de la Política Agrícola Común. Fue una muestra del espíritu continuista de la diplomacia alemana tras el cambio de Gobierno.
El ministro verde alemán no se presentó en el palacio de Matignon, sede de trabajo del primer ministro francés, con vaqueros, deportivos y sin calzoncillos, como había bromeado días atrás, sino correctamente vestido de traje y corbata. Quienes esperaban verle reproducir sus críticas de la oposición pudieron quizá sentirse decepcionados -"habla como [Helmut] Kohl y como [Hans Dietrich] Genscher", anotó un periodista alemán-, pero está claro que su primera visita al exterior dejó ayer un buen sabor de boca en las autoridades francesas."Lo que se ha establecido entre nosotros es una auténtica relación, hemos constatado que compartimos muchos puntos de vista", manifestó el jefe de la diplomacia francesa, Hubert Védrine. A juzgar por su amplia sonrisa y los comentarios mutuamente elogiosos que se prodigaron, puede decirse que, como dicen los franceses, "la corriente pasó" [hubo buena química] efectivamente entre los dos hombres.
Decidido partidario de la colaboración franco-alemana, Fischer manifestó tras su encuentro de una hora con el primer ministro, Lionel Jospin, que las relaciones entre los dos países "son de una importancia capital", no sólo para Alemania y Francia, sino también, subrayó, para "el desarrollo y ampliación de la Unión [Europea]".
Decididamente, y al margen de los numerosas cuestiones discrepantes que han ido acumulándose en los últimos años, la llegada del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) al poder (en coalición precisamente con Los Verdes, el partido de Fischer) está teniendo un efecto más benéfico de lo esperado para el últimamente agarrotado eje franco-alemán.
Parece más que evidente que un nuevo clima se ha instaurado entre los Ejecutivos de ambos países al calor de los contactos personales y a la vista del programa de Gobierno elaborado por los socialdemócratas germanos y Los Verdes. La prioridad otorgada al Pacto Europeo por el Empleo pone término a una etapa de liberalismo alemán que ha traído de cabeza a las autoridades de París y que conforta a los socialistas franceses en su propósito de dar a los Estados europeos y a la administración comunitaria un papel mucho más activo en terrenos como la educación, la protección del medio ambiente, la cultura o la investigación.
Contactos discretos
Las visitas del canciller Gerhard Schröder (antes incluso de tomar posesión como sucesor de Helmut Kohl) y de Joschka Fischer a la capital francesa, se complementan con la reciente reunión que celebraron los ministros de Economía de ambas naciones, el francés Dominique Strauss Kahn y el alemán Oskar Lafontaine, así como los contactos que mantienen, más discretamente, otros altos miembros de los respectivos Gobiernos.La lista de contenciosos pendientes entre Francia y Alemania, desde el proyecto de fusión entre British Aerospace y la alemana DASA, que amenaza con la marginación al Airbus, hasta la adhesión de la Bolsa de Franfort a la City londinense, pasando por la intención alemana de reducir su contribución a las arcas de la Unión Europea, es suficientemente extensa y espinosa como para no esperar grandes milagros.
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