Un paso adelante

(...) Por primera vez desde que Benjamín Netanyahu se convirtió en primer ministro de Israel, hace ya más de dos años, se le ve a gusto con Yasir Arafat, el líder palestino. La desconfianza y la tirantez entre los líderes parece acabada, sustituida por el tipo de respeto y compañerismo que pueden hacer posible una paz permanente en Oriente Próximo. (. . .) Pero sin la confianza del uno en el otro, Netanyahu y Arafat nunca alcanzarán este objetivo ni acabarán con los estertores del terrorismo. (...) Gracias a una mediación intensa y sustanciosa del presidente Clinton y de sus colaboradores y a la inspirada intervención del rey Hussein de Jordania, los dos líderes se han centrado en un detallado plan para mantener la seguridad en Israel. (. . .) Israel ha accedido a retirar parcialmente sus tropas de Cisjordania. (...) Los palestinos accedieron también a revisar la Carta Nacional Palestina para que no haya más llamamientos a la destrucción de Israel. (...) Si todas las piezas del rompecabezas de la paz se mantienen en los meses siguientes, las dos partes pueden encontrar una forma imaginativa de reconciliación en el tema de Jerusalén. (. . .) Deben decidir el estatuto de los 150.000 colonos judíos que viven en Cisjordania y Gaza. (...) Hay que lograr acuerdos para repartir el resto de Cisjordania entre las zonas de seguridad israelíes y los territorios administrados por los palestinos. (...) Ayudaría (...) que el tema del espía Jonathan Pollard no entrase en las conversaciones. (...) Construir la paz en el Oriente Próximo será ya suficientemente duro sin tales distracciones.

26 de octubre