Las empresas creadas por 1.300 universitarios españoles facturan 300 millones al año

Unos 1.300 estudiantes universitarios españoles dedican sus horas libres a trabajar como empresarios, una actividad en la que facturan 300 millones de pesetas al año. Son unos empresarios bastante peculiares. Cada día le roban tiempo a sus horas libres para trabajar como profesionales, pero sin ánimo de lucro. Los beneficios no van a sus bolsillos, sino que los reinvierten en mejorar la estructura y las condiciones profesionales de las 47 empresas que han creado en 23 universidades del país. Además de estos 1.300 alumnos, otros 15.000 trabajan ocasionalmente en ellas.Son las junior empresas, un invento francés de los años sesenta que se ha propagado por Europa: 20.000 universitarios de 13 países facturan 3.400 millones de pesetas trabajando en 300 empresas de este tipo.

Cada una depende de su universidad y está vinculada a una facultad o escuela, que ampara la iniciativa de los estos jóvenes empresarios. Todas las compañías están constituidas como asociaciones profesionales, cuyos miembros realizan informes de auditoría, tareas de gestión, programas informáticos o pequeños proyectos de ingeniería para otras organizaciones y empresas, generalmente pequeñas y medianas.

Hacer contactos

Los alumnos trabajan en áreas relacionadas con su carrera con unos objetivos declarados: adquirir experiencia laboral, aprender a gestionar y establecer contactos en el agitado mundo económico.Las junior empresas están agrupadas por comunidades autónomas y también forman una confederación estatal. En Francia, están reconocidas legalmente y tienen un régimen especial. Sin embargo, en España están registradas como asociaciones culturales y dependen de las normativas de las universidades, aunque para realizar actividades empresariales tienen que pagar el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), el IRPF y la Seguridad Social.

Los mayor parte de estas compañías surgen en las facultades de Económicas, Empresariales o Informática, y en las diversas escuelas de ingeniería. Pero también han creado algunas los estudiantes de Publicidad, Periodismo, Derecho o Psicología.

Los únicos centros privados que han fundado una son ICADE (que imparte licenciaturas que combinan el derecho y las ciencias económicas o empresariales) e ICAI (que combina estudios de ingeniería). La tesorera de la Confederación Española de Junior Empresas, Beatriz Pérez, pertenece precisamente a la compañía de estos dos centros privados, que se llama Empresa 3. Esta empresaria tiene 24 años y acaba de terminar la carrera de ICADE.

En su organización se han realizado trabajos de recopilación de currículos y selección de personal para una consultora, o un programa para ayudar a las pequeñas y medianas empresas a preparar sus cuentas anuales para el registro mercantil.

Por este tipo de proyectos, en los que trabajan tres o cuatro personas durante varios meses, las empresas cobran alrededor de medio millón de pesetas, aunque cada una establece sus propias tarifas.

Los jóvenes que más se implican, que suelen ser alrededor de una docena, dedican unas dos horas diarias. También hay un numeroso grupo, el de los 15.000 afiliados, que sólo trabajan para ella durante el tiempo que dura cada proyecto.

"Una de las grandes ventajas de esta experiencia es que vives todo el proceso como cualquier otro empresario, desde que se plantean los objetivos del proyecto hasta que ya se tiene en la mano", explica Laura Martínez, una de las trabajadoras, que estudia Ciencias Empresariales.

Lo que más les cuesta a estos jóvenes empresarios es "vender la idea a las empresas", según dice Beatriz Pérez: "Les cuesta entender cómo funcionamos. Los empresarios a los que nos ofrecemos al principio no comprenden bien cómo es posible que estemos organizados de verdad como una empresa si estamos vinculados a las universidades. Pero, son muy receptivas una vez que mantenemos entrevistas con ellos y les explicamos cómo trabajamos, que estamos perfectamente regulados y apoyados por las universidades, que es un sistema internacional y que en la confederación hacemos controles de calidad del trabajo de cada asociado".

Estos estudiantes empresarios mantienen reuniones periódicas para comparar experiencias, ayudarse y establecer criterios comunes de organización del trabajo. Funcionan, en realidad, como trabajadores de una gran entidad multidisciplinar, que cuenta con numerosas delegaciones, cuyos coordinadores se consultan precios, formas de actuar, y aprenden entre todos a funcionar en el mundo del trabajo.

En Europa, la mayor parte de las junior empresas se encuentran en otros ocho países, además de España: Austria, Bélgica, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Noruega y Suiza. Todas las compañías europeas, las de los 13 países, están agrupadas en la Confederación Europea de Junior Empresas (JADE). Este organismo cuenta con un programa específico para colaborar con universidades de Europa del Este y estas organizaciones pretenden extender el modelo a toda Europa y a Latinoamérica.