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Dos asesinatos ponen a prueba el acuerdo de paz de Wye Plantation

Colonos israelíes y radicales palestinos han iniciado un diálogo de asesinatos. Un colono murió ayer tiroteado por un grupo de jóvenes árabes en una carretera cercana a Hebrón. El atentado fue vengado horas más tarde por un colono de Nablús que acribilló a tiros a un palestino. El doble asesinato amenaza con hacer fracasar la puesta en práctica de los acuerdos de Wye Plantation, firmados el viernes en Washington, que se efectuará de manera escalonada a partir del próximo 1 de noviembre.El primero en morir fue un colono, Dany Vargaz, de 29 años, residente en el asentamiento de Kiryat Arba, cerca de Hebrón. El hombre murió de dos tiros en la cabeza, disparados por unos muchachos palestinos, que le habían obligado a detener su coche en las cercanías de una central eléctrica en la que trabajaba como guarda.

"Cada muerte de un judío será de ahora en adelante vengada por la muerte de un palestino", informaba horas mas tarde una voz anónima a un destacamento militar israelí en Cisjordania. El comunicante anunció que había acabado de dar muerte a un joven árabe y que había arrojado su cuerpo a las puertas de un asentamiento, en las cercanías de Nablús.

Las dos muertes supusieron un grave obstáculo en la campaña de seducción que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha empezado para intentar convencer a los sectores radicales para que no se opongan a los acuerdos de paz.

"Los colonos son mis hermanos, mis hermanas, comprendo su inquietud, pero mi Gobierno es el único capaz de hacer lo máximo por vuestra seguridad", afirmaba a primera hora de la mañana por la radio Netanyahu, quien se dirigía tanto al movimiento colono como a los diputados del Parlamento, que ayer decidieron, en el seno de la Comisión Legislativa, poner en marcha el procedimiento de disolución de la Cámara, por el que se reclama la dimisión del Gobierno y la convocatoria de elecciones generales anticipadas en un plazo de tres meses.

Los acuerdos interinos de paz tampoco parecen entusiasmar a los ciudadanos palestinos de los territorios autónomos. Un grupo de unos 2.000 jóvenes, muchos de ellos militantes de Al Fatá, desfiló ayer por las calles del centro de Ramala, sede del Ejecutivo de Yasir Arafat, para protestar por la represión policial desencadenada contra los opositores de los acuerdos de paz y en especial por la muerte de un muchacho de 15 años en el transcurso de una movilización juvenil del día anterior. "El acuerdo es una conspiración peligrosa para destruir las energías del pueblo palestino y promover la guerra civil", afirmaba un comunicado difundido en Gaza por seis organizaciones políticas opuestas al proceso de paz.

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