Entrar en Europa jugando
Por suerte, no siempre la letra entra con sangre. La Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) se ha sumado a aquellos que han desmitificado esta terrible misiva tan poco pedagógica que con tanto afán seguían maestros de otras épocas. Por fortuna, para los más pequeños y para los no menos afortunados padres que los rodean, la complicada asignatura del euro ha dejado de serlo. En las jugueterías se podrá acceder a un curso para ser un poco más europeo en el momento en que empiecen a comercializarse los ocho juegos premiados por la AEFJ y la Sociedad Estatal de Transición al Euro que difunden el uso de la nueva divisa europea. "Con iniciativas como éstas se confirma que el juguete es un instrumento de valor, no sólo lúdico, sino también de aprendizaje y desarrollo del niño", resume el presidente de la AEFJ, Salvador Miró. "Esperamos que la facilidad y la naturalidad con la que los más pequeños se adaptan a los cambios se transmita a los adultos mediante un elemento tan positivo como es el juguete", añade. Eso es lo que pretende Eron, obra de la diseñadora de Onil, María Rico y un juego ideado para que los niños de cinco y seis años puedan familiarizarse con el cambio monetario que comenzará a ser realidad el próximo uno de enero. La creación de esta jóven de 20 años, que el jurado ha premiado con un accésit, ha sido una de las más originales de las 168 maquetas que concurrían a los premios. "Consiste en un peto que a modo de mochila se coloca el director del juego que es quien reparte las monedas a los jugadores", explica la galardonada. La peculiaridad de las fichas de este juego es que están escritas en tinta y en braile. "Tengo una hermana más pequeña que sufre una discapacidad en la vista y por eso decidí idear un juego diferente y que sirviera para niños que padecen su mismo problema", señala María Rico. Esta joven diseñadora ha ganado así su quinto galardón de ámbito nacional en lo que va de año. Este juego y el presentado por Industrias Falca, también de Onil, Juega al euro con Carina, han sido los dos únicos premios que han caído en la Comunidad Valenciana. El jurado del concurso, formado por 12 personas vinculadas con el universo infantil, la pedagogía y la economía, ha concedido los cinco millones de pesetas del primer premio a Christophe Coudouy, un fabricante de Montpelier (Francia), por el juego de mesa Europoly en cuyas pruebas la moneda utilizada es, lógicamente, el euro. Los dos millones de pesetas del segundo premio se los ha llevado Nieves Álvarez, de Santa Cruz de Betanza (Cantabria), creadora de Euromercado, un juego de compra y venta. El tercer premio, dotado con un millón de pesetas, lo ha conseguido Gregorio García, de Sevilla, por Eurowin, también de compra-venta entre empresas de países de la Unión Europea. El último de los premios remunerados, con 500.000 pesetas, lo ha ganado Manuel Almirall, de Barcelona, por Euroshopping, un circuito con calendario que determina en qué momento dejará de tener validez la peseta. El gran juego de las eurocompras y Kit didáctico Euro han sido reconocidos con un accésit y una mención, respectivamente. Las 168 maquetas que concurrieron fueron analizadas en la Asociación para la Investigación de las Industrias del Juguete (Aiju) a partir de su atractivo lúdico, su aportación pedagógica con relación al euro, su viabilidad comercial y de fabricación y originalidad en el diseño y en la propuesta de juego. María Costa, directora del departamento de Pedagogía de Aiju y miembro del jurado de los premios, destaca la valía de estos juegos en manos de los niños para ayudarles a convertir pesetas en euros o a defenderse con el cálculo de cifras decimales. La mayoría de las propuestas presentadas al concurso de los fabricantes de juguetes tenía a los niños mayores de siete años como público, como el juego premiado de María Rico.
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