Los dividendos del viajero
Un País Vasco sorprendido comienza a adaptar su economía a la imparable eclosión del turismo
BILBAO
No todas las voces son un canto al éxito. Desde la Asociación de Hostelería vizcaína y sede de la central del País Vasco, el éxito turístico de este año se ve con cierto recelo, y con mucho temor. "La estancia media por persona en Vizcaya sigue siendo baja. Que hay más visitantes es un hecho reconocido por todas las partes. Nosotros nos tememos que esa euforia institucional se traduzca en la creación de nuevos locales, porque nos sobran. Lo que nos da miedo es que crezca la oferta sin tener en cuenta la demanda real. Desearíamos que no se alentara una esperanza desmesurada de crecimiento", comenta el secretario de la asociación, Ángel Gago, quien asegura sentir temor ante "el excesivo triunfalismo". "Cuando tiene lugar una feria concreta sí se desborda la oferta. Pero ése es un problema concreto; el grado de ocupación media es el que es, un 45,57%. Con este porcentaje no es como para alentar la creación de nuevos hoteles. Debemos contar también con los que existen fuera de Vizcaya", apunta Gago. Según sus datos, un tercio del sector de restauración ha mejorado en el último año, otro tercio se encuentra estabilizado y el tercio restante está "condenado a un fracaso a medio plazo". Gago afirma que aún no existe una oferta turística en Vizcaya como para cubrir los cerca de 8.000 establecimientos que hay en la provincia. Desde otros sectores la visión es menos cautelosa y ya se preparan para hacer frente al crecimiento de un sector hasta ahora relegado en el País Vasco. En Bilbao, las empresas que reciben al turista y le organizan su ocio dentro de Vizcaya, se han multiplicado en el último año: desde la veterana N.I.S. (North Incoming Service), que nació en 1991 y prácticamente trabajó en solitario hasta hace un año, hasta la más nueva, Stop Bilbao, que se constituyó el pasado mes de julio. Ahora son nueve las que operan en la capital vizcaína. "Era un reto conseguir que la gente viniera al País Vasco", recuerda Silvia Mancebo, fundadora de N.I.S. "La clave estaba en intentar cambiar la mentalidad turística de entonces y ofrecer un turismo verde, la gastronomía, la cultura. Atraer al cliente cansado de sol y playa", dice Mancebo. Ella, a diferencia de Ángel Gago, cree que la oferta de hoteles baratos, pensiones y hostales es escasa en Euskadi. Asegura que el tirón del Guggenheim se ha notado muchísimo. "Es un aliciente clarísimo. Atrae a un cliente de alto nivel, sobre todo norteamericanos que se mueven en el mundo de la cultura. Además, que construyeran el museo aquí ha dado una imagen de seguridad", afirma. Silvia Mancebo está convencida que para el crecimiento de su empresa es fundamental la labor de las guías, un sector en alza. Precisamente una guía turística durante ocho años, Abene Mendizábal, es una de las socias de la empresa de receptivo más joven de la ciudad, Stop Bilbao. Junto a la abogada y economista Amaia Makua están esperanzadas ante el futuro de su empresa y aseguran que turísticamente "en Bilbao, hay sitio para todos". "Hemos visto que éste era el momento de montar la oficina. Completamos la oferta de ocio de la persona que decide venir a Bilbao y que normalmente lo hace por negocios. El Guggenheim ha ayudado mucho", asegura Makua. Parece imposible hablar del auge del turismo en Vizcaya sin nombrar el museo. Aunque ya hace unos años que las integrantes de Bilbao Iniciativas Turísticas (BIT), dependiente del Ayuntamiento, se empeñaron en vender los rincones turísticos de esta ciudad. Al principio nadie las creía, cuentan, pero ahora, y al margen del Guggenheim y del renombrado Museo de Bellas Artes, casi nadie duda que el Casco Viejo, los ascensores, el funicular, la arquitectura del Ensanche, varias iglesias y otros lugares bilbaínos son de interés para el turista. Por supuesto, nada como el museo de titanio. Su enorme éxito ha obligado al BIT a abrir en junio una oficina en la misma plaza del Guggenheim. Desde Bilbao, la oferta turística se amplía en estos organismos hacia Gernika, el bosque de Oma y la costa vizcaína, pero también hasta San Sebastián, Vitoria e incluso Santander. "Hay medio centenar de espacios interesantes turísticamente a poco más de un hora en coche. Esto permite multiplicar la oferta para el visitante. No podemos desaprovechar el potencial del entorno", afirma Silvia Mancebo.
A la sombra del museo
"Si me dicen que los próximos cinco años van a ser como éste, firmo ahora mismo". Así de claro es Luis Díaz, presidente de la Asociación de Hosteleros de Guipúzcoa, cuando hace balance del verano turístico en el territorio guipuzcoano. La afluencia de turistas durante los meses de julio y agosto es considerada histórica por el sector, que en algunas semanas vio como se colapsaba la capacidad hotelera de los principales núcleos en la costa, como Hondarribia, San Sebastián y Zarautz. La avalancha de veraneantes durante los últimos meses se explica por la concurrencia de múltiples factores, aunque la mayoría de los representantes del sector coincide en señalar que el "clima sociopolítico" ha sido decisivo. Xabier Eleizegi, del departamento foral de Economía y Turismo, apunta que "el año pasado, tras el asesinato de Miguel Angel Blanco se registraron anulaciones. El clima, no sólo el atmosférico, ha sido determinante". El efecto del museo Guggenheim, la apertura de la plaza de toros de Illunbe, la relativa calma en las calles y un tiempo benévolo se han combinado para que el aluvión de turistas, que en el mes de julio alcanzó los 70.000 veraneantes, según el Instituto Vasco de Estadística, se incrementará en un 18% respecto al mismo período del año pasado. En San Sebastián el nivel de ocupación ha sido del 85% durante los dos últimos meses, según la patronal hotelera, si bien fuentes del Ayuntamiento recuerdan la proverbial costumbre de los hoteles de no facilitar la ocupación real, que ha sido superior, bordeando el "no hay camas". Eleizegi subraya que a los tradicionales destinos de la costa se ha sumado un nada desdeñable turismo interior. "Hace tres años las comarcas de Guipúzcoa no existían a efectos turísticos. Por el contrario, ahora se detectan importantes niveles de ocupación en la zonas del Goierri y Tolosa, así como en la ruta de los santuarios (Arantzazu-Antigua-Loiola)". Las 96 casas rurales que existen en el territorio, con una ocupación del 95% en agosto, también se han beneficiado de esta evolución, a la que Julián Garikano, gerente de la Asociación de Hosteleros, que agrupa a 1.200 establecimientos, aporta una razón que considera fundamental: la inclusión de San Sebastián como destino turístico en las agencias de viajes. Los hoteles donostiarras se han nutrido en los últimos años de veraneantes muy fieles, sin embargo, "la inclusión de la ciudad como destino específico ha provocado que aumente la afluencia, sobre todo por el buen clima reinante. En un radio de 400 kilómetros te plantas de un día para otro en San Sebastián". Manu Narváez, director del Centro de Atracción y Turismo (CAT) de San Sebastián, corrobora que el verano ha sido "inmejorable" y subraya que "más allá de los evidentes beneficios económ cos para el sector, se ha con-seguido proyectar una imagen muy positiva, puesto que los turistas se han marchado satisfechos de su estancia". La colocación de la ciudad como destino entre las agencias de viajes mayoristas demuestra, en su opinión, que "la ciudad ha conseguido invertir la tendencia descendente que existía desde hace años". Un argumento irrefutable: el creciente interés de cadenas hoteleras por implantarse en la capital.
SAN SEBASTIÁN
"Hay mucha gente que nos llega a la Oficina de Turismo con la idea de que Bilbao es la capital del País Vasco, y que Vitoria sólo es una ciudad de provincias. Aparte de ésta, se llevan otras muchas sorpresas". Vitoria se esfuerza en quitarse el cascarón que la ha convertido en una ciudad cuasi desconocida para el mercado turístico nacional e internacional. La capitalidad no le ha supuesto popularidad, pese a que ostenta este rango desde hace casi dos décadas. Sin embargo, es un hecho que esta ciudad se ha enganchado, por méritos propios, al aumento de visitantes que ha registrado Euskadi en los últimos años. Álava es la provincia que menos ha crecido en este sector, y aun así, ha experimentado una subida del 18% en los últimos seis años. La visitan más de 200.000 personas al año -casi la población de Vitoria-, principalmente madrileños y vascos de los territorios vecinos (ambos suman la mitad del total). Los primeros clientes del exterior son los británicos, alemanes y franceses, por este orden. Todas esas cifras corresponden a las estadísticas del Gobierno vasco, el punto de vista oficial. Bajando a la perspectiva de la calle, con sólo sensaciones, aumenta la imagen que empareja cada vez más Álava y turismo. Hay explicaciones para todos los gustos. Desde quienes reverencian al efecto Guggenheim hasta quienes lo consideran "un factor más". Es ésta la visión de Javier Mongelos, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería. Su sector oferta hoy en día 2.500 plazas hoteleras en la provincia, un 41% más que en 1992. "El cambio", argumenta, "se produjo a principios de los noventa, en la forma de viajar de los españoles. Antes todos iban a la playa. Ahora no. Se reparten más las vacaciones. Es lo que yo llamo el turismo urbano". Los clientes de su hotel, dice, se sorprenden porque la ciudad es "muy tranquila, agradable y, sobre todo, limpia". Pese a la bonanza del negocio, Mongelos y sus asociados mantienen una queja: la ausencia de programaciones culturales y recreativas en agosto tras las fiestas de Vitoria.Esta información ha sido realizada por Marta Nieto, Iñigo Urrutia y Eduardo Ortiz de Arri.
Un verano inmejorable
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