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CERCO AL EX DICTADOR

36 congresistas quieren que Clinton dé a España acceso a los archivos secretos

La Casa Blanca seguía ayer intentando lavarse las manos en relación al destino del general Augusto Pinochet, mientras 36 congresistas norteamericanos y varias organizaciones políticas pedían que EEUU exorcice su complicidad con el golpe militar de Chile y entregue a Baltasar Garzón decisivos documentos secretos. Los congresistas, miembros del Partido Demócrata, han enviado una carta a su correligionario Bill Clinton pidiéndole que ayude al juez español a sentar a Pinochet en el banquillo de los acusados.

El Gobierno de EE UU, reiteraron los portavoces oficiales, es neutral en este caso, que, según añadieron, sólo compete a los jueces y Gobiernos del Reino Unido y España. Esa actitud no podía ocultar que la detención de Pinochet es también un asunto interno norteamericano. Pero los congresistas dicen que el presidente tiene ahora la ocasión de probar con hechos su teoría, reiterada el mes pasado en Naciones Unidas, de que los responsables de genocidio, crímenes de guerra y actos de terrorismo no deben encontrar ningún santuario en el planeta.

EEUU, recuerdan los congresistas, guarda en sus archivos importantes documentos secretos sobre el golpe de Estado de 1973, la Operación Cóndor (el exterminio de opositores a las juntas militares del Cono Sur) y el asesinato en Washington del exiliado chileno Orlando Letelier.

"Le instamos", escriben a Clinton los congresistas liderados por el californiano George Miller, "a apoyar al Reino Unido y España mediante la entrega urgente de información importante al juez español".

Varias organizaciones humanitarias presionan en la misma dirección. José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, lamenta que el Gobierno de EEUU "no esté adoptando un papel de apoyo activo a la investigación de los jueces españoles". Vivanco denuncia que el Gobierno norteamericano sólo entregó al juez español Manuel García-Castellón "briznas" de información, pero no los documentos secretos que prueban la relación directa de Pinochet con muchos crímenes.

Parte de esos documentos secretos fueron desclasificados el mes pasado tras una larga batalla librada por Nacional Security Archive, un grupo independiente de Washington. Esos materiales revelan que Richard Nixon y Henry Kissinger, tuvieron en 1973 un papel mucho más activo de lo que se sabía en el apoyo al golpe de Pinochet. Nixon, según un documento, ordenó directamente a la CIA que intentara evitar la llegada al poder del socialista Salvador Allende. "No veo por qué tenemos que dejar que un país se haga marxista tan sólo porque su pueblo sea irresponsable", dijo Kissinger durante una reunión con la CIA. Tras la victoria electoral de Salvador Allende, Nixon ordenó "salvar Chile".

Esos documentos confirman también que Pinochet fue la figura central de la Operación Cóndor, en la que varios regímenes militares suramericanos se ayudaron mutuamente para eliminar a opositores. Garzón investiga precisamente los asesinatos cometidos en esa operación.

Pero en los archivos de EEUU duermen documentos aún más comprometedores para el tirano chileno. El Instituto de Estudios Políticos (IPS) de Washington sospecha que el Gobierno oculta pruebas que demuestran que Pinochet ordenó el asesinato en la capital norteamericana de Orlando Letelier, que fue ministro de Exteriores de Allende, y su ayudante Ronni Moffit, en 1976.

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