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El suelo de la balsa de Aznalcóllar cedió con lentitud bajo los residuos

El informe de Eptisa descarta un seísmo

La balsa minera de Aznalcóllar (Sevilla) reventó súbitamente el pasado 25 de abril, pero el proceso de rotura "fue de naturaleza progresiva" y se debió a que el suelo de la balsa, constituido por un material arcilloso muy plástico, cedió lentamente bajo la presión de los residuos mineros almacenados sobre él, según la investigación que la consultora de ingeniería Eptisa ha realizado por encargo de Boliden, la empresa propietaria de la mina.

El informe señala literalmente: "La rotura se originó por sobretensiones en los cimientos y el proceso de rotura fue de naturaleza progresiva y estuvo influido por las presiones intersticiales inducidas por la construcción y el llenado". Estas presiones "intersticiales" se debieron a que el agua se introdujo durante años en las fisuras naturales del suelo arcilloso. La forma en que esta inestabilidad del suelo se tradujo en la rotura del dique fue compleja, pero los técnicos de Eptisa -un equipo internacional de ingenieros y catedráticos de geotecnia- han establecido una detallada relación causal entre ambos hechos.

El exceso de tensión sobre el cimiento produjo en primer lugar un gran deslizamiento horizontal, de hasta 60 metros, de una placa de suelo arcilloso situada a unos 14 metros de profundidad. El deslizamiento no ocurrió en la zona del dique que luego se rompería (la balsa de piroclastos), sino en otro compartimento dedicado a residuos de piritas.

Un gran segmento de dique, de unos 700 metros de longitud, se desplazó de forma solidaria junto a la placa arcillosa que lo sustentaba, lo que acabó poniendo en contacto los dos compartimentos de la balsa. Las arcillas desplazadas del subsuelo acabaron aflorando a superficie por delante de la presa. Finalmente, el dique reventó por una zona situada más al norte, en el compartimento de piroclastos.

Aunque el informe no lo hace explícito, de él se desprende que el suelo era inadecuado para soportar la cantidad de residuos aconsejada por los informes de Intecsa (1977) y Geocisa (1996). Además, el estudio descarta que la rotura se debiera a un pequeño movimiento sísmico, como se ha sugerido a menudo. Tampoco influyeron las explosiones de la cercana mina ni las filtraciones del dique.

Por otra parte, la Junta de Andalucía ha propuesto a la conferencia sectorial de Protección Civil el Plan Territorial de Emergencia para coordinar en la zona las actuaciones de todas las administraciones ante futuras catástrofes. Según la consejera de Gobernación andaluza, Carmen Hermosín, esta norma facultaría a la Junta para dirigir todos los operativos disponibles.

Las primeras reacciones ante la rotura de Aznalcóllar hubieran sido más adecuadas de haber contado con esa norma entonces: en la primera reunión del centro de Coordinación de Emergencias no estuvieron representadas ni la Administración Central, ni la Guardia Civil ni la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. La presencia de algún representante de la administración hidráulica hubiera sido decisiva en los primeros momentos, según Hermosín.

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