"Yo no entré aquí como un bandido"

"Yo no entré a este país como bandido; yo entré con un pasaporte diplomático", fue la reacción del general Pinochet al conocer la noticia de su detención por boca del embajador chileno en Londres, Mario Artaza. Éste es el relato de ese momento en palabras del propio Artaza: "Era la medianoche del viernes, yo fui a la clínica y encontré que habían expulsado de la clínica al médico y al personal de seguridad del general Pinochet. Ésa fue la primera noticia que tuve. Me trasladé a la clínica guiado por la preocupación de que se trataba de alguien con pasaporte diplomático y senador de la República. Fui a la clínica y solicité ver la orden judicial para convencerme. El oficial a cargo al principio se negó. Le solicité el número de su móvil y llamé al Foreign Office y ellos dieron instrucciones que se notó de inmediato por el cambio de tono. Me abrieron la puerta, pidieron excusas, dijeron que no habían tenido claro que no podían prohibirme la entrada. Y yo pedí cerciorarme de que el senador Pinochet estaba siendo tratado como corresponde y que habían expulsado al médico. Subí por unos corredores en penumbra a esa hora y con una enfermera entré a la sala donde estaba el general Pinochet. El médico me había dicho que estaba muy agitado por la acción sorpresiva de la policía, que había entrado y le había dicho: "aquí tienen la orden de arresto, y ustedes salgan", y él no comprendía qué había ocurrido. Estaba dormitando pero despertó cuando yo entré. Me presenté, le dije qué había concurrido a petición de su médico, y le expliqué brevemente de qué se trataba, su reacción fue: "Yo no entré a este país como bandido, yo entré con un pasaporte diplomático. He entrado muchas veces de esta manera". Estaba bastante afectado pero muy tranquilo. Hay que recordar que era una persona que había sido sometida a una operación y se encontraba con medicinas para el dolor. No creo que haya tenido plena conciencia de lo que estaba ocurriendo. Dicen que entró con nombre falso, pero eso es absolutamente incierto". Virtualmente encadenado a la cama de una lujosa clínica de Londres, el general Pinochet se sentía ayer víctima de una trampa, informa Juan Carlos Gumucio. Aparentemente ha caído en un pozo de depresión que sus abogados intentaban ayer camuflar con frases desafiantes y tono triunfalista.

El general y su familia confían en que ganarán, decía la frase final del comunicado de 10 líneas emitido por su abogado británico, Michael Caplan, del bufete Kingsley-Napley. Pero fuentes próximas al ex dictador chileno esbozaban un cuadro más lóbrego. "Está bastante mal de ánimo", dijo un médico chileno con acceso ilimitado a la pequeña habitación del octavo piso donde el general está inmovilizado, y no sólo por orden de los doctores que le operaron de la espalda hace ya una semana.

La idea de que el propio Pinochet ha sido víctima de un ardid vengativo está sugerida en el comunicado de Caplan. Pinochet, dice, "entró en el Reino Unido con pleno conocimiento previo del Gobierno de Su Majestad y la aprobación del Ministerio de Exteriores. A su llegada se le brindó tratamiento VIP. El permiso de entrada a este país consta en el sello efectuado en su pasaporte diplomático".

¿Qué sucedió? Según el defensor legal del dictador, ha sido un atropello. "Todo intento por lograr su extradición del Reino Unido debe ser decididamente rechazado. Tanto él como su familia confían en que ganarán".