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Albaneses y serbios de Kosovo desconfían del pacto con Milosevic

Las dos comunidades enfrentadas en la provincia serbia de Kosovo, serbios y albaneses, desconfían y no las tienen todas consigo con el acuerdo conseguido tras las arduas negociaciones entre el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, y el diplomático estadounidense Richard Holbrooke. El acuerdo ha supuesto que la OTAN haya aplazado, de momento, los bombardeos contra posiciones serbias.

Ibrahim Rugova, dirigente albanés y presidente no reconocido de Kosovo, reclamó la presencia de fuerzas armadas de la Alianza sobre el terreno para proteger al pueblo kosovar y se pronunció por mantener vigente la orden de intervención de la OTAN contra Serbia. Rugova calificó ayer de "muy peligrosa" la situación y denunció que hubo ataques de mortero en las localidades de Malisevo, Drenica y Mitrovica. Según Rugova, lo peor son las condiciones de los refugiados en los bosques, que no pueden regresar a sus casas, y añadió: "Ya ha habido víctimas por frío".

En su conferencia de prensa semanal, que celebra los viernes, Rugova aseguró que no se han retirado las fuerzas serbias de Kosovo, tan sólo han variado su ubicación y reforzado sus posiciones estratégicas. Nuevas unidades se han instalado en Kosovo y, por eso, según Rugova, es muy importante que el retorno de los refugiados a sus casas se haga bajo la protección de una fuerza internacional.

Consejo Atlántico

El Consejo Atlántico -los embajadores de los Dieciséis países miembros- decidió ayer dar diez días más de plazo a Milosevic para aplicar el ultimátum que en principio vencía hoy. Este es el sentido político del acuerdo por el que los aliados mantienen latente, pero no ejecutiva, la "orden de actuar" que autoriza a los militares de la Alianza a efectuar bombardeos selectivos sobre territorio serbio. El representante político del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), Adem Demaci, declaró que para su movimiento la misión de verificación será bienvenida, pero son insuficientes tanto los hombres previstos como sus competencias. Además, según Demaci, los verificadores deben ir acompañados de unidades armadas para garantizar su integridad física y moral.

Buena parte de los serbios de Kosovo se sienten traicionados por lo que consideran concesiones hechas por Milosevic en la negociación y, sobre todo, por lo que puede venir. Los serbios de Kosovo, el 10% de la población, temen que un acuerdo sobre el futuro de la provincia devuelva a los albaneses derechos que les quitaron en la última década, cuando Milosevic suspendió la autonomía de la región.

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El aplazamiento del ultimátum pretende conceder a Belgrado un mínimo tiempo hábil para demostrar que cumplirá la resolución 1.199 del Consejo de Seguridad de la ONU y permitir el despliegue efectivo de los 2.000 observadores de la OSCE.

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