Camdessus: "España ha tomado un liderazgo muy oportuno que a ningún otro país debe molestar"
"España ha tomado un liderazgo muy oportuno que a ningún otro país debe molestar". El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, destaca la importancia de la decisión española de crear un fondo de financiación para América Latina por el "efecto palanca" que debe ejercer sobre otros países y sostiene que "Brasil no se va a derrumbar". Propone una serie de reformas del FMI para hacerlo más operativo a la hora de prevenir las crisis y, entre otras actuaciones, pide que los Gobiernos y el sector privado se impliquen más para que "el Fondo no sea un bombero".
Michel Camdessus ha pasado raudo por Madrid para asistir a la reunión del Círculo de Montevideo, del que es miembro. Acaba de vivir una de las asambleas más duras del organismo que dirige desde hace 12 años, criticado por la falta de la prevención de las crisis financieras actuales.No obstante, rebosa optimismo -tal vez por el puesto que ocupa o tal vez ocupa ese puesto por ser optimista- y de sus palabras se deduce que ve el final del túnel, cosa que la mayoría, hoy, no se atreve a aventurar. Durante un encuentro con periodistas, en un español casi perfecto, hizo una valoración de la citada asamblea, reconoció la necesidad de realizar reformas en el FMI y alabó la decisión de España de crear un fondo de ayuda a América Latina, al que aportará 5.670 millones de dólares (casi 900.000 millones de pesetas).
Lo explica: "El hecho de que España o un país europeo tome el liderazgo para ayudar a América Latina no puede molestar a ningún otro país. Es una obligación trascendental evitar que caiga el dominó. A lo mejor ha sido sorpresa que fuera España; pero para España, América Latina es importantísima, no sólo por razones históricas o sentimentales, sino porque se han tomado riesgos muy fuertes (...). Los españoles han puesto sus actos donde estaban sus palabras al hacer esta propuesta", continúa; "ahora vamos a ver cómo se utiliza y, aunque estamos hablando de créditos de precaución, pienso que se habrá de utilizar al menos parcialmente". Resalta también el efecto de palanca que "debe tener sobre otros países".
"Brasil no se derrumbará"
En cualquier caso, Camdessus cree que Brasil, país sobre el que acecha la crisis y cuyas consecuencias pueden ser catastróficas para el resto de la región, "no se va a derrumbar" y duda de que se produzcan devaluaciones. "El acuerdo que vamos a ratificar próximamente va a ser un elemento de estabilización". Pero añade: "Hay otros países que hay que vigilar, como Venezuela, Ecuador y Colombia".No elude Camdessus las críticas recibidas durante la asamblea del FMI. Subraya que no tiene "ninguna preocupación sobre el liderazgo del FMI (...). Las críticas, aunque sean al 80% sin fundamento, vienen bien si son útiles", dice. "No me molesta nada que propongan la reforma del Fondo. Una cuarta parte de mi discurso estaba consagrada a que me gustaría cambiarlo. Durante 12 años se me ha reprochado que quería cambiar demasiado. Ahora, esta crisis ha puesto de manifiesto cosas que antes sólo se percibían y ratifican la necesidad de reformas".
Estas reformas que plantea se basan en la transparencia como "necesidad absoluta y regla de oro", la implicación del sector privado y el mayor protagonismo de los Gobiernos. Pero el director del FMI se queja. "Yo lo propongo y me dicen "cuidado", no se puede contar todo. Hemos estado años y años bajo una forma de chantaje de los Gobiernos". Ante eso propone que se establezca más diálogo y "reconciliarlo con la transparencia para que sirva de algo (...). Hasta ahora confieso que de los imperativos ha prevalecido el de la falta de transparencia".
Sobre la implicación del sector privado, sostiene que debe ser "más intensa" para la prevención y la solución de las crisis. "Hay una tendencia muy natural a escaparse y a que los Gobiernos hagan el trabajo", destaca. "Normalmente, la gente se olvida del crédito después de haberse concedido. Debe haber un diálogo continuo. Nosotros podemos ayudar, intercambiar información con el país, con sus banqueros, y ayudar a sortear los problemas. Pero ésta es una reflexión que no está bastante avanzada. El Fondo no debe ser el bombero que viene cuando hay fuego, sino que esté como un compañero para ayudar a los bancos para que las financiaciones sean exitosas".
Y Camdessus incide: "No vamos a solucionar los problemas con paquetazos, sino con políticas, y con diálogos con los países. Pondremos encima de la mesa lo que es necesario de financiación internacional pública y, ojalá, privada para prestar ayudas (...). Pero si los bancos continúan absteniéndose de dar créditos a países emergentes, tenemos que estar ahí con los recursos necesarios. Por eso celebro la iniciativa española, y hemos llegado a considerar si bastan los recursos actuales recibidos de las cuotas o hay que tomar nuevas iniciativas, pero haciéndolo sin precipitación".
Otra queja de Camdessus es que los Gobiernos intervienen como consultores y que deciden los tecnócratas, los miembros del FMI. Recuerda que en Jamaica, en 1976, ya se dijo que algún día en el futuro habría que transformar el comité interino del Fondo por un consejo decisorio, en el que participaran los Gobiernos.
"Estamos hablando de una nueva arquitectura, de un Fondo que se ha hecho universal, cuyo impacto es mucho más profundo. Las decisiones deben hacerse con representantes de los Gobiernos más que con los tecnócratas. Me gustaría hacer ese cambio para clarificar las cosas, y que ese consejo no tenga que decidir los cambios o los programas, pero sí las estrategias, qué tipo de enfoques, qué tipo de prioridades, qué tipo de condiciones..."
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