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Reportaje:

Más de la mitad de los colegiales cree que las novatadas deberían mantenerse

Dos de cada tres residentes vincula el éxito en los estudios a la vida en los centros

Las novatadas a la antigua, es decir, aquellas bromas pesadas que a menudo acababan con la moral o la buena salud de los recién llegados, ya no se dan en los colegios mayores. Están prohibidas, o al menos así lo aseguran sus directores y alumnos. Sin embargo, la mayoría (el 54%) de los estudiantes está a favor de ellas, según un estudio realizado para el Consejo Nacional de Colegios Mayores el pasado año.Las novatadas han sido sustituidas por otro tipo de bromas más inofensivas. Éstas son algunas: grabar en secreto al recién llegado con una cámara de vídeo en los lugares más indiscretos; ponerle la prueba del fotomatón, que consiste en hacerse una foto con una persona fea y otra guapa a las que debe cazar por la calle, o utilizarle como esclavo durante un par de días.

Agustín es de Jaén, está acabando la carrera de Arquitectura y es uno de los más veteranos de su colegio mayor, el Moncloa, de Madrid. Este estudiante considera que una de las cosas más positivas que tiene pasar unos años en un colegio mayor es convivir con alumnos de lugares de procedencia diferente: "Aprendes a tolerar y a alternar con gente que tiene diferentes inquietudes y mentalidad que tú. Eso viene muy bien para prepararnos para la futura vida laboral".

Los mayoría de los colegiales (el 64%) está convencido de que la estancia en uno de estos centros les ayuda a mejorar su rendimiento académico. Clara, una estudiante de Derecho de 22 años, que es de Santander pero estudia en Valladolid, lo corrobora: "No pierdes tiempo haciendote la comida, como pasa en un piso, ves que todo el mundo a tu alrededor está estudiando, y eso te anima a hacerlo tú también". Clara preside la ONG Cooperación Social Universitaria que nació en su colegio mayor.

Voluntariado y seminarios

La organización de actividades de voluntariado o relacionadas con la música y de seminarios sobre temas prácticos y de actualidad es lo que más atrae a los universitarios que residen en estos centros, según dicen buena parte de sus directores.Suele partir de los propios alumnos (del 41%) la iniciativa de acudir a este tipo de residencias. Muchos lo hacen "para salir de la masa anónima de las facultades", como explica Carmen, una universitaria manchega que estudia Farmacia en Madrid: "Me llevo muy bien con mis compañeros de residencia. Nos pasamos libros, nos ayudamos con las asignaturas, vamos juntos a clase de inglés o al gimnasio, y organizamos de todo".

Santiago, un alumno de Medicina de 20 años, piensa que está muy bien convivir con alumnos de otras carreras: "Con los de la tuya te pasas el día hablando de lo mismo. Tratar con estudiantes que aprenden otras cosas hace que tengas una idea más clara de cómo es el mundo".

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