80 piezas del museo de la piel de Vic, en Madrid

Con el título El arte de la piel. Colección A. Colomer Munmany se exhibe, en la sala de exposiciones de la Fundación Central Hispano, de Madrid, hasta el 30 de noviembre, una interesante exposición de arte decorativo, un asunto desgraciadamente no muy frecuentado en nuestro país, a pesar de la enorme riqueza de su patrimonio al respecto.Se trata, además, de un conjunto procedente del hace muy poco inaugurado Museo del Arte de la Piel, de la localidad catalana de Vic, cuya visita, a juzgar por lo ahora visto, resulta necesaria. Para la ocasión se ha reunido un conjunto heterogéneo de casi 80 piezas, una cantidad más que suficiente para que el no experto en la materia se haga una idea clara de evolución histórica y la riquísima tipología de este arte, tradicionalmente trabajado con un primor y una imaginación que hoy nos asombra.

Al recorrer la muestra nos encontramos con, efectivamente, una sorprendente variedad de aplicaciones en el trabajo de la piel, muchas de las cuales nos parecen otra cosa que lo que materialmente son, pues muchas veces hay que acercarse e incluso se tiene la tentación de palpar lo que se exhibe porque no se acaba uno de creer que no sea de tela o de papel. Por otra parte, esto explica sus versátiles aplicaciones, como que se fabricaran en este material escribanías, cortinas, biombos, guadamecíes, petacas, botellas, vasos, además de las que siguen siendo actuales.

Con lo dicho, no hace falta ni casi sugerir que la calidad con que entonces se trabajaba la piel es, a nuestros ojos, deslumbrante en todos los sentidos. Desde el punto de vista formal, los objetos siguen las pautas de los estilos de cada momento, con lo que cabe también contemplar la exposición con los mismos criterios artísticos que se siguen a la hora de valorar una obra pictórica o arquitectónica. Digamos, finalmente, que los responsables de la muestra han acertado con una presentación de las piezas muy abierta, donde lo histórico convive con lo etnográfico.