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BARÓMETRO DE OTOÑO

Nadie cree que se es más vasco por ser nacionalista

En Euskadi, a diferencia del conjunto de España, la mayoría tiene gran esperanza en la tregua

Dos semanas después del inicio de la tregua de ETA, una considerable mayoría de ciudadanos, que además ha ido en aumento, se muestra más escéptica que esperanzada e incluso tiene la sensación de que puede tratarse de una trampa. En el País Vasco, en cambio, la sociedad tiene una percepción muy diferente. El 67% comparte un sentimiento de esperanza y el 59% cree ver en la tregua una intención sincera de buscar una salida. Un amplio sector social, tanto en Euskadi como en el conjunto de España, estima que no se es más vasco por ser nacionalista y desea que el nuevo Gobierno vasco adopte una actitud que rebaje la crispación en el proceso de paz. Una significativa mayoría estima que la tregua va a favorecer electoralmente a los partidos nacionalistas.

La opinión de los españoles sobre la tregua iniciada por la banda terrorista ETA varía totalmente según residan o no en el País Vasco. En el conjunto de España, dos de cada tres ciudadanos (66%) se declaran escépticos, una actitud que se ha ido extendiendo a medida que han pasado los días, ya que en un primer momento había adoptado esa posición el 47%. En cambio, en Euskadi, el sentimiento de esperanza, compartido por el 67% de la población no sólo es mayoritario, sino además muy superior al escepticismo que abriga el 29% de los entrevistados.No obstante, la distancia entre ambas posiciones se ha ido acortando, ya que hace 15 días el 73% de los residentes en el País Vasco se mostraba esperanzado, y el 19%, escéptico. La tendencia que registra la encuesta debe ser interpretada como un reflejo de la evolución de los matices en los estados de opinión más que como un síntoma de una incipiente decepción o desilusión.

En el conjunto de la ciudadanía se percibe, con todo, una creciente sensación de que la tregua puede ser una trampa. Hace dos semanas mostraba esa sospecha el 57% de los entrevistados y ahora alberga esa impresión el 64% de los consultados. En cambio, en Euskadi, el 59% de los ciudadanos cree ver en la tregua una intención sincera de poner fin a la violencia, mientras que los que temen que se trate de una trampa no superan el 20% de la población. El estancamiento, e incluso retroceso, del optimismo está influenciado por el hecho de que el 80% de los entrevistados en el conjunto de España y el 59% de los consultados en Euskadi tienen la impresión de que es perfectamente posible que, pese a la tregua, ETA reanude en el futuro la violencia terrorista. En contraste con la diferente percepción que tienen de la tregua los residentes en el País Vasco y el resto de los españoles, tanto unos como otros coinciden casi totalmente en que favorecerá un aumento de la participación ciudadana en las elecciones autonómicas del próximo día 25. Más del 70% cree que la tregua favorecerá electoralmente a los partidos nacionalistas, mientras que sólo uno de cada tres ciudadanos estima que aumentará el caudal de voto de las fuerzas no nacionalistas.

Un amplio sector de la población (54% en el País Vasco y 49% en el conjunto de España) desea que el nuevo Gobierno vasco adopte una actitud de menos crispación ante el proceso de pacificación y en las relaciones con el Gobierno de la nación. De algún modo, la tregua contribuye a que la mayoría de la sociedad exteriorice un deseo de reducir la tensión en la vida política.

Aunque el tamaño de la muestra utilizada en Euskadi no hace recomendable cualquier extrapolación de las preferencias electorales registradas, los datos recogidos apuntan que puede haber un ejercicio más desinhibido del voto en las próximas elecciones autonómicas, sobre todo en los partidos cuyos votantes tendían a ocultarlo. Algo que ocurría sistemáticamente con el Partido Popular y, en menor medida, con el del PSOE, pero también, desde 1997, con Herri Batasuna.

En cambio, no está nada claro que el aumento de la participación que la ciudadanía ahora pronostica esté sustentado en una decisión efectiva. El sondeo indica que la proporción de personas que con seguridad van a acudir a las urnas es muy parecida a la que se registraba en 1994.

Los ciudadanos vascos (87%) y el conjunto de la población española (83%) coinciden casi de forma unánime en que los residentes en Euskadi que no son nacionalistas son igual de vascos que los nacionalistas. Esa opinión alcanza un espectacular 95% entre los votantes del Partido Nacionalista Vasco.

El 89% de la sociedad vasca y el 86% del conjunto de los españoles estima que, a la hora de decidir sobre el futuro de Euskadi, la opinión de los que no son nacionalistas debería contar igual que la de quienes sí lo son. Esa tesis es compartida por el 91% de los votantes del PNV y por el 75% de los votantes de Herri Batasuna.

Así pues, al menos en el terreno de las declaraciones verbales, la población da por hecho que son igual de vascos los nacionalistas y los no nacionalistas y que tienen los mismos derechos ante las decisiones que en el futuro se puedan poner sobre la mesa.

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