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Tribuna
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Empieza la fase "tonto el último"

El mes de octubre es un pájaro de mal agüero en el mundo bursátil. El día de ayer, la primera jornada del mes, pudo haber marcado en Madrid la segunda fase del mercado bajista. Hasta anteayer, las instituciones extranjeras y las casas de bolsa habían protagonizado la huida. Pero ahora los inversores particulares parecen haber perdido la paciencia y comienzan a salirse. Es un poco la frontera entre el miedo y el pánico. El mercado conoce una caída libre sólo limitada por la existencia de compradores y de liquidez. Pero el tobogán hacia abajo tiene todavía un largo recorrido.No hay mercado que aguante tan malas noticias tantos días. La rebaja del tipo interbancario por la Reserva Federal, la única noticia buena en meses, revela que en las actuales circunstancias el instrumento fundamental del banco central estadounidense, utilizado con cuentagotas, es incapaz de desactivar la bomba.

La idea que se puede recoger en varios bancos centrales de países europeos es que la Reserva Federal ha hecho un gesto para facilitar un verdadero acuerdo de reducción coordinada de tipos. Porque una reducción más fuerte unilateral de EEUU hubiese debilitado al dólar y alimentado la inflación interna. En otros términos, Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, ha mostrado su disposición a aliviar la situación mundial, pero necesita ahora que el Bundesbank alemán ponga sus cartas sobre la mesa y anticipe la reducción de sus tipos, que en principio deberían ser ajustados a la baja a finales de octubre. Hans Tietmeyer, presidente del Bundesbank, tiene ahora que mover pieza.

El mercado bursátil castigó ayer sin piedad a los grandes bancos con posiciones en América Latina. El Banco de España ha estado estudiando las cifras de los dos mayores implicados, el Banco Bilbao Vizcaya y el Santander. Según un modelo realizado por el banco emisor, aun en la peor de las situaciones -teniendo que destinar todos los beneficios obtenidos en América Latina durante 1998 a provisiones-la solvencia de las dos entidades como tal no se vería afectada. Por esta razón, el banco emisor ha insistido a ambos bancos que revelen más datos, como se hace en Estados Unidos y otros países de Europa. El BBV ya lo ha hecho y el Santander lo hará con sus resultados a 30 de septiembre.

El problema de ambos bancos en América Latina no es tanto la inversión realizada como tal. Ambos bancos han conseguido implantarse como grandes instituciones del sistema financiero en los países latinoamericanos, con la conquista de una importante cuota de mercado. Sus préstamos en moneda local a primera vista pueden no presentar problema, lo que sería muy diferente con préstamos en dólares, que en caso de una devaluación plantearía serios problemas para recuperar.

Pero, siendo su cuota de activo elevada en moneda local, estas entidades necesitan fondearse en el interbancario local. Los tipos de interés locales en estos países han sido utilizados para defender la paridad cambiaria, con subidas espectaculares que encarecen el coste de los bancos y, lo que aún es más grave, precipitan la recesión, lo que llevará a muchas empresas y clientes a la quiebra. Mayores costes y morosidad. Un cóctel explosivo.

Alan Greenspan dijo antes de bajar el interbancario que "de momento" no existía un acuerdo para una reducción coordinada de tipos. Ahora, en octubre, antes de cumplirse 69 años del crash de 1929, tendran que trazar las líneas de ese acuerdo.

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