La amistad también se paga
Yasmina Reza se imaginaba a sí misma en el patio de honor del Palacio de los Papas, de Aviñón, paseando de la mano de Josep Maria Flotats, recordando cómo ese grave silencio estuvo roto por los comediantes de Les caprices de Marianne en tiempos de Gérard Philippe, Geneviève Page.De la mano real de Flotats sale ahora Yasmina a saludar en el Marquina, para responder a las aclamaciones del público, por su legendaria comedia Arte que se ha estrenado ya en todos los idiomas. La mano de Flotats: y la de Carlos Hipólito y la de José María Pou, el trío extraordinario de actores que la representa en España. No estoy en el caso de París teniendo que dar la manzana a una de las tres gracias: me quedo con los tres. Comediantes hasta el fondo: monologuistas a veces, picando el diálogo vivo otras, graciosos siempre hasta cuando el destello del drama aparece. Yasmina Reza empezó su vida como actriz: cuando se pasó al gremio no menos histriónico de la escritura, sabía ya cuales son los resortes del teatro. Los coloca con asombrosa precisión.
Arte
Autora: Yasmina Reza. Intérpretes: José María Pou, Carlos Hipólito, Josep María Flotats. Figurines: Devota y Lomba. Iluminación: Albert Faura. Versión, escenografía y dirección: Josep Maria Flotats. Teatro Marquina. Madrid.
Arte es una comedia conyugal. Una pareja de hombre y mujer en una de aquellas desgarradoras comedias de Pinter: la convivencia, quince años después. Si esas escenas, exhibiciones verbales, desdenes, odios o celos se reparten entre tres hombres, tenemos la fórmula de esta comedia.Entre tres hombres: sin relación homosexual; sólo con convivencia y amistad. La amistad es el protagonista de la breve obra. El pretexto es el cuadro contemporáneo, "deconstruccionista", que ha comprado uno de ellos: vacío, un lienzo en blanco. Lo que ven o no ven en él cada uno de los tres personajes es algo parecido a la historia del rey desnudo. El título de la comedia, el protagonismo de ese cuadro imaginario, la referencia a otros dos, puede hacer creer que se trata de una discusión sobre arte, modernidad, situación, actualidad: nada más lejos de la obra.
Teatralidad
Si todo eso está es porque los personajes son actuales y cuentan su mundo: hablan del cuadro y hablan de sus esposas o sus madres, de su trabajo, de la comida en un restaurante, de los dolorcillos que se pueden sentir a ciertas edades. Hablan teatralmente; algunos elementos del decorado, la luz y el vestuario nos explican que no estamos en un mundo real, sino en un mundo teatral imaginario, vagamente neutral, en una caja blanca donde unas cabezas vivas tienen la palabra y el gesto, y comentan algo desde la teatralidad. Es una obra de literatura para el teatro: de texto y de actor.Desde el humor; mejor dicho, desde la comicidad, a la que no se niegan los intérpretes, que comentan la vida que pasa sin ir mas allá: son tres comediantes, marcados por el espíritu de dirección de uno de ellos. Al final, unos monologuillos, como los de las antiguas obras de tesis o como las comedias clásicas, dan el toque un poco más solemne de la intención. Ese final es prescindible: la obra termina un momento antes. Quizá crea la autora que debe avisar a quienes no lo hayan percibido que esta comedia blanca es negra; que la angustia ronda en diálogos cómicos; que la amistad se paga, tiene un precio.
Queda dicho que no tengo disposición mental para elegir entre los tres comediantes, que cada uno dibuja su tipo diferente con calidad; que el público les recibe con carcajadas y les despide con emoción. Y que Yasmina Reza añade un país más a los cuarenta y cincuenta donde su obra ha sido o está siendo representada con el mismo éxito.
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