Necesitamos soluciones

Los últimos acontecimientos, como el Acuerdo de Lizarra, la Declaración de Barcelona y la tregua de ETA, han convulsionado al vida política de una manera revolucionaria e invitan al optimismo y al ánimo de conseguir, de una vez por todas, una sociedad más cívica y libre, con elementos y métodos de trabajo más acordes con estos objetivos. No por ello debemos caer en la ingenuidad de pensar que las carencias democráticas que padecemos vayan a ser solventadas de manera fácil por políticos que durante mucho tiempo han sido partícipes o permisivos con este conflicto que ha desangrado tanto a nuestro pueblo. Debemos abandonar la actitud de indiferencia e incredulidad asentada en buena parte de la sociedad vasca y saber aprovechar los momentos históricos que estamos viviendo, participando e implicándonos en la construcción de una paz justa y duradera. La sociedad debe de ser el motor de cambio que garantice la conversión en hechos de esas buenas palabras a las que nos tienen acostumbrados nuestros dirigentes. Esta nueva etapa, basada en la necesidad de garantizar el respeto de los derechos humanos, ha de tener como dos de sus metas más elementales el libre derecho de Euskal Herria a determinar su futuro. Es terriblemente aleccionador que la carencia del derecho a la libre derterminación de los pueblos conduce a situaciones trágicas y extremas. En nuestra propia tierra hemos sufrido también diferentes guerras, como las dos guerras carlistas, la Guerra Civil del 36 y, más recientemente, un enfrentamiento armado con cuantiosas víctimas y daños, al cual ahora tenemos la posibilidad de encontrar una solución. Hemos de aprender de ejemplos como el que se está dando en Irlanda del Norte, donde la apuesta por la consecución de la paz es firme y valiente. Además, existen múltiples situaciones donde las disputas se han solventado pacíficamente, por medio del respeto a la libre determinación de los pueblos: en 1993 Checoslovaquia decidió disolverse y crear dos nuevos estados (Chequia y Eslovaquia); en la provincia canadiense de Quebec se han realizado consultas populares para decidir el tipo de relación que desean tener con el gobierno central de Canadá; Puerto Rico celebró un referendum sobre la conveniencia o no de integrarse en Estados Unidos, etc. En la coyuntura actual, podemos conseguir la aceptación en la Comunidad Foral de Navarra, Comunidad Autónoma Vasca e Iparralde del derecho universal de poder determinar nuestra condición sin limitaciones jurídicas o suplantaciones partidistas a la voluntad popular, aspirando con este tipo de iniciativas a transformar la sociedad en más justa, libre, igualitaria e integradora.-