Cogida grave de Otto Rodríguez
El novillero venezolano Otto Rodríguez había llegado a la plaza de Las Ventas con toda su ilusión de debutante. No pudo conseguir el triunfo en su primer novillo y salió decidido a conquistarlo en el cuarto.Y ese cuarto novillo, de nombre Extremeño, le hizo cambiar el éxito por tres cornadas graves.Fue Extremeño el novillo mejor presentado del encierro. Bien armado y astifino. Lo castigó el picador de turno con alevosos lanzazos que lo dejaron al borde de la invalidez. Lo recogió el venezolano por bajo, con arte y torería, y pasó seguidamente a arrimarse con exceso y a ahogarle la embestida. No tenía mucho recorrido el astado por su falta de fuerza. Se quedaba a mitad del pase, debajo de la muleta, y en una de tales ocasiones empitonó al torero, lo levantó del suelo, lo lanzó al aire y lo recogió después corneándole en un muslo, para seguir haciéndolo cuando ya se encontraba en la arena.
Navalrosa / Rodríguez, López, Contreras
Novillos de Navalrosa, de presencia desigual, flojos, mansurrones; 5º y 6º manejables. Otto Rodríguez, de Venezuela, nuevo en esta plaza: estocada caída y descabello (aplausos y saludos); cogido por el cuarto, sufre dos cornadas en los muslos, una que contusiona la arteria femoral y que alcanza el fémur, y una tercera en el triángulo de Scarpa, que afecta al isquion; todas de 15 centímetros; pronóstico grave. Samuel López: estocada (ovación y salida al tercio); estocada, rueda de peones y descabello (silencio); estocada tendida y descabello (petición y vuelta). Juan Contreras: pinchazo, bajonazo atravesado y descabello (silencio); bajonazo atravesado (aplausos y saludos).Plaza de Las Ventas, 27 de septiembre. Un cuarto de entrada.
La cogida produjo gran impresión en el público, porque era visible el chorro de sangre que brotaba de una de las piernas del torero. Un peón le colocó un torniquete con prisas y nerviosismo y fue trasladado a la enfermería con la celeridad habitual en estos casos.
También fueron cogidos por sus respectivos enemigos los restantes componentes del cartel. Pero la fortuna les fue más propicia. Samuel López fue atrapado al lancear de capa, a la salida del segundo novillo de la tarde, y Juan Contreras cuando andaba toreando de muleta al tercero. En ambos casos, los percances ocurrieron por la falta de dominio de ambos diestros. A Samuel lo levantó en vilo su antagonista y luego le tiró un derrote en el suelo. Contreras fue zarandeado por ambos pitones y salió con la taleguilla hecha jirones. Por suerte para ambos, todo quedó en el consiguiente susto y, tal vez, en la reflexión por su parte de que no es bueno eso de torear sin mando.
Tras la cogida de Otto Rodríguez salieron al ruedo los novillos más manejables y los dos novilleros se crecieron. El quinto y el sexto salieron con más fuerza y recorrido. A los dos les zurraronla badana los picadores, con su acostumbrada mala uva. Con un punto de casta y mayor empuje acometió el quinto a la muleta de Samuel López. Se colocó muy bien el de Albacete, pero no consiguió llevar sometido al novillo. Trapaceó más que toreó y sólo destacaron unos pases de pecho con la izquierda, de mano baja, que le salieron con temple y torería. El presidente le negó la oreja que pedía una minoría con la amenaza chillona y agresiva con la que se piden ahora los trofeos.
Contreras recibió al sexto cornúpeta con unas excelentes verónicas, en las que hubo ritmo y temple. El novillo quedó muy mermado de fuerzas tras una voltereta y la faena del torero gaditano adoleció de falta de emoción. Se perdió el torero en un montón de derechazos y naturales de poco fuste. Y con el tercer novillo, del que ya se ha dicho que le dio un achuchón, realizó una labor ayuna de dominio y falta de temple. Tiene como excusa que el bicho gazapeó bastante.
El primer novillo de Samuel López parecía una oveja tontilona. Le dio el novillero muchos derechazos, sin gracia y sin alma, entre algunas palmas rutinarias y mecánicas. Se cayó la res varias veces y, naturalmente, aquello resultó falto de emoción, insulso y aburrido. Parecía toreo de salón y del malo.
La emoción que, en algunos momentos, se ha vivido en los tendidos, vino más por las cogidas que sufrieron los tres espadas que por las condiciones de los novillos. El venezolano se llevó sus graves cornadas por su exceso de pundonor y deseos de alcanzar el triunfo en la tarde de su primera salida a la plaza madrileña. Samuel López y Juan Contreras fueron revolcados por su falta de mando. Ambas cosas propias de novilleros que empiezan y que el tiempo corregirá.
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