El cubano Leonardo Padura cree que "la autocensura es un reto para el creador"

Aunque el escritor cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955) ha podido concluir su tetralogía Las cuatro estaciones, en la que un imposible policía real, el teniente Mario Conde, resuelve, cada uno en una estación del año, cuatro casos que tienen que ver temas tan poco gratos para el poder como la homosexualidad, el exilio o la corrupción, en su opinión escribir hoy en Cuba es hacerlo desde el riesgo."En estos momentos", señala Padura, de paso por Madrid para presentar el cuarto título de la serie, Paisaje de otoño (Tusquets), "la mayor parte de los escritores en activo en Cuba lo hacen desde el riesgo". Y no porque piense que sólo se debe escribir, en Cuba o donde sea, desde el riesgo, sino porque en su país "la literatura ha tenido que sustituir a la prensa en la indagación de los problemas de la sociedad, y eso, qué duda cabe, entraña un riesgo". Para el autor, "todos sabemos cuáles son los límites y la autocensura es un reto para la inteligencia del creador"

Padura, que pertenece a una generación literaria que ha logrado, no sin dificultades, desprenderse de las ataduras de las normas y de los corsés del realismo socialista (fue expulsado, "por razones ideológicas, lo que siempre es sano", puntualiza, de la redacción de El caimán barbudo, en 1983, creo un personaje, un policía imposible, "más intelectual que policía, escritor frustrado", el teniente Mario Conde, que ahoga los pesimismos cotidianos en ron. Padura, que resalta los datos biográficos que comparte con su personaje, afirma que con Conde comparte además "una misma manera de ver la realidad cubana, de ahondar en el lado oscuro de esa realidad para poder explicarla y entenderla".