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Alan Greenspan & Co.

Los tipos de interés en el lenguaje del presidente y otros miembros de la Reserva Federal

"En este momento, no hay intención de coordinar bajadas de tipos de interés". Esta frase pronunciada por Alan Greenspan en el Congreso de EEUU, el pasado miércoles 16, sigue siendo objeto de preocupación y comentario en Wall Street. Greenspan dio esa respuesta a una de las preguntas que le fueron formuladas tras su discurso contra los intentos de instaurar controles al movimiento de capitales en la actual crisis. También dijo que, "pese a la hasta ahora muy sólida economía estadounidense, hay unas primeras señales de erosión en los bordes". Agregó que "las fuerzas deflacionistas siguen surgiendo en todo el mundo", y señaló que no existen evidencias de que el proceso se haya estabilizado.El mismo día 16 de septiembre, William Poole, presidente del Banco de la Reserva Federal de Saint Louis, en una conferencia ante la Asociación Nacional de Economía de Empresa, señaló que el único instrumento de la Reserva Federal es la fijación del tipo de interés. "Por supuesto, si los desórdenes financieros en el mundo amenazan con deprimir la economía estadounidense, entonces será apropiado ajustar la política monetaria y la Reserva Federal (Fed) hará dicho ajuste cuando éste sea necesario", dijo. Y enfatizó: "No queremos ni inflación ni deflación".

Poole dio otra pista sobre el comportamiento de la Fed. "Si el mercado está en lo cierto en su percepción de que la economía requiere un ajuste de los tipos, entonces, cuando lleguen los datos y las perspectivas cambien, la Reserva Federal cambiará los tipos en la dirección anticipada. No obstante, en las actuales circunstancias, la Fed tiene que darse el lujo de esperar para asegurarse de que los fundamentos apuntan en esa dirección. Este lujo es una conquista muy importante que surge de la credibilidad de la Fed".

Los mercados, precisamente, están clamando por una relajación de la política monetaria, que mantiene los tipos de corto plazo en el 5,50% desde marzo de 1997. Otros tipos que tiene muy en cuenta la Fed, como los bonos del Tesoro a tres meses y los de dos años se sitúan en el 4,7%. Y los tipos a largo plazo siguen desde la primera de semana de septiembre por debajo del 5,50% que rige para los de corto plazo.

Anticipo del mercado

Estos desplazamientos sugieren que el mercado anticipa un recorte de los tipos de corto plazo. El próximo 29 de septiembre, la Reserva Federal decidirá, en base a los últimos datos, si los mercados interpretan correctamente o no la situación.Los indicadores de la economía real, como ha dicho Greenspan, comienzan a sufrir cierta erosión. La Reserva Federal, precisamente, señala en un informe del 16 de septiembre que la "economía continúa expandiéndose a un ritmo moderado, aunque se advierte una desaceleración en varios sectores".

La inflación estadounidense, por debajo del 2%, sigue siendo la clave. La Reserva Federal da cuenta, al analizar el débil incremento de los precios, de la paradoja existente. El pasado 17 de septiembre, Roger Ferguson, presidente del Banco de Reserva Federal de Kansas City, explicó que "la otra cara de la moneda de la caída de las exportaciones y el dólar fuerte es que la situación internacional está ayudando a mantener baja la inflación en Estados Unidos".

El dólar alto provoca la reducción de los precios de las importaciones y la caída de los precios del petróleo permite rebajar los precios de los derivados como fertilizantes y plásticos. "Debo enfatizar", señaló Ferguson, "que no todos los efectos de la crisis de Asia en nuestra economía han sido adversos. Los bajos precios de la energía y otras materias primas han beneficiado mucho a nuestro país".

En otros términos, la caída en picado de la demanda de Asia, entre otros hechos, ha provocado el derrumbe de precios de transferencia de riqueza de los países productores a Estados Unidos y Europa, como resultado de la caída del petróleo, el trigo, la soja, el cobre y otras materias primas.

Pero, precisamente, el dólar fuerte requiere mantener los tipos de interés. Una rebaja unilateral de Estados Unidos -no secundada por los otros miembros del Grupo de los Siete- debilitaría al dólar y afloraría en los bienes y servicios la inflación camuflada. Tras la pequeña insinuación de Greenspan, el pasado 4 de septiembre, sobre una rebaja de tipos, el dólar ha iniciado un curso vulnerable.

Los mercados van a mantener su vigilia hasta el 29 de septiembre, día en que la Reserva Federal tomará su decisión, que será el resultado de resolver dos enigmas. El primero, saber si la actual tempestad financiera amenaza seriamente con convertir el aterrizaje suave estadounidense en una recesión, y el segundo, conocer hasta qué punto un recorte de tipos para sortearla no desatascaría la inflación.

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