Aquí no hay negras
Es curioso, cuando menos, que en tiempos de descaste generalizado las banderillas negras se nombren tan poco. En Salamanca no es extraño, sino habitual. Aquí el palco suele ser muy mirado, se conoce, porque por esta arena han pasado mansos a espuertas y se han ido tan serranos en el arrastre. Ayer hubo uno, el cuarto, que fue un manso enciclopédico, preclaro, eximio, magnífico. Un ejemplar de manso monumental que sin duda porque la presidencia estaba en sus cosas no se banderilleó con las negras. Ya no sorprende, pero empieza a irritar un poco. Otro desastre ganadero en este año que se planteó la feria con divisas indígenas.
A Ponce le tocó el mulo repulsivo salido en cuarto lugar, de nombre Botanero, para que figure en el libro de las marcas correspondientes a mansos y similares. ¡Qué diablos iba a hacer con semejante regalo! Desesperarse, que es lo que hizo, pero con no mucha razón, porque ellos, los que son figura; escogen hierros y en el pecado llevan la penitencia, de manera que a aguantarse. Su primero tampoco le gustó. En el cuarto, hay que destacar su trasteo por bajo final.
Puerto / Ponce, Cordobés, Sánchez
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Toros de Puerto de San Lorenzo, desiguales de lámina, sospechosos de pitones, blandos y con buena dosis de descaste; 4°, apoteósico en su mansedumbre
El Cordobés: estocada (oreja), cuatro pinchazos, estocada corta y dos desca bellos (silencio). Andrés Sánchez: media (oreja), estocada baja (oreja); salió a hombros por la Puerta del Toro.
Enrique Ponce: pinchazo hondo, rueda de peones y descabello (silencio), pinchazo hondo, rueda de peones y descabello (saludos)
7° corrida de feria. Lleno.
El Cordobés, casi desbaratado al matar a su primero, toreó su segundo con un pantalón- bermudas sobre la taleguilla. Estuvo cumplidor y anodino y la oreja fue producto del volteretón, que suele ser accidente muy agradecido en estos casos.
Andrés Sánchez, sustituto de Francisco Rivera, estuvo valiente en su primero y cumplidor en el sexto ante el cual, cuando ya el toro estaba apagado en toriles, trazó un manojo de buenos naturales. El compromiso del salmantino en esta corrida, a la que venía como sustituto después de haber salido a hombros, era grande. Sin duda, los paisanos le ayudaron.
Babelia
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