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Nuevo fracaso del mediador de EEUU en Oriente Próximo

El mediador norteamericano para Oriente Próximo, Denis Ross, concluye hoy, sin haber conseguido ningún avance, su enésima misión negociadora entre el Gobierno israelí, que preside Benjamín Netanyahu, y la Autoridad Palestina (AP), de Yassir Arafat. Pero la tensión continúa en la zona: entre otros incidentes, ayer un colono judío de Ramala mató a un joven palestino que había arrojado piedras a su automóvil.

Después de ocho días de contactos con representantes de ambos Gobiernos y otros dirigentes regionales, Ross regresa a Washington con las manos vacías para informar a la secretaria de Estado, Madeleine Albright, y al presidente norteamericano, Bill Clinton, quienes antes de su gira se habían mostrado optimistas sobre las posibilidades de desbloquear el proceso de paz.Tras su último encuentro con Arafat, en la madrugada del jueves, el mediador norteamericano había manifestado que "todavía hace falta trabajar sobre todos los componentes de la iniciativa estadounidense", en la que se propone una retirada del Ejército israelí del 13% de la Cisjordania ocupada. La AP ha aceptado los términos de la propuesta, pero el Gobierno israelí pone reservas a la devolución de una parte del porcentaje solicitado y exige la reiteración de una serie de garantías de parte de Arafat.

En las horas finales de la misión de Ross se ha planteado, en el seno de la delegación estadounidense, la posibilidad de celebrar una cumbre a tres, entre el presidente Clinton, el primer ministro Netanyahu y el presidente de la AP, Arafat.

La celebración del encuentro, para cuyo escenario se preveía la ciudad de Nueva York en coincidencia con la apertura de la Asamblea General de la ONU, se ha visto ya amenazada por condiciones y limitaciones de israelíes y palestinos. Así, mientras que un portavoz de Netanyahu aseguraba que no había ninguna invitación y, por tanto, ninguna propuesta de reunión, Arafat señalaba que sólo participaría en el encuentro si Israel acepta todos los puntos de la propuesta estadounidense.

La tensión que preside toda la negociación del proceso de paz se ha trasladado de nuevo al terreno concreto de la convivencia entre israelíes y palestinos. Un colono judío mató ayer, de un disparo en el corazón, a un joven palestino de 16 años que había arrojado piedras contra su automóvil en las proximidades de la ciudad de Ramala. Otro muchacho palestino de 15 años resultó herido grave, en el mismo incidente, por una bala del colono que le alcanzó en el abdomen.

La actuación de los colonos está siendo ensalzada por el primer ministro israelí, Netanyahu, que los ha instado a acelerar las obras de ampliación de un asentamiento construido en terrenos expropiados a los palestinos cerca de Nablus.

En una entrevista con motivo del año nuevo judío, el líder derechista aseguró que estaba enfadado porque las excavadoras aún no han comenzado a trabajar en la colonia de Yitzhar, donde el Gobierno israelí ha autorizado la construcción de 600 nuevas viviendas (que multiplicarán por 10 la población del asentamiento) como respuesta a un incidente en el que resultaron muertos dos residentes por disparos desde las inmediaciones de la carretera de acceso.

Ayer también, un grupo de militantes de la organización juvenil del partido de Netanyahu instaló dos tiendas de campaña y una caravana en los terrenos de Jabel Abu Gneim, en el este de Jerusalén, donde el Gobierno israelí ha aprobado la construcción de otra colonia que denomina Har Homa.

La policía desalojó a los ultraderechistas y aseguró que su actuación era ilegal, pero un portavoz del Gobierno les prometió que las primeras casas para los colonos estarán listas en el año 2000.

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