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VALENCIA

La segunda para olvidar

Para olvidar. Quizá los tres novilleros, que debutaban en Valencia, se acuerden de aquella plaza casi vacía y de aquellos novillos tan vistosos por fuera, aunque comodísimos de pitones, y tan sosos o descastados por dentro. Tan de olvidar fue la cosa que Sergio Pérez, de Burjassot, por tanto paisano y que además debutaba con cabalbs, dio la única vuelta al ruedo de la función y lo hizo sin que nadie se lo pidiera. Bueno, los 78 seguidores de su peña sí.

Pobre balance. Porque en el tercero, toreando Sergio, un grupo de otros tan 78 espectadores se fue escaleras abajo

con tanta prisa que parecía que, en los desolados tendidos, hubiese aparecido la mismísi ma bicha.

Todo lo que pasó de extraor dinario en la novillada fueron lances extrataurinos. Ya en el quinto otro buen número de espectadores se estaba yendo cuando a la hora de arrastrar al novillo se desbocaron los per cherones del arrastre. ¡La que se montó! Tanto, que los que ya se iban se quedaron a ver qué pasaba. Y pasó que el per cherón grande pegó dos tre mendas volteretas al percherón chico, que se había enganchado en los correajes...

Sanz / Patrocinio, Gómez, Pérez

EE UU, 1971 (98 m.). Dir.: Paul Bogart. Int.: James Garner, Lou Gosset, Susan Clark, Brenda Sykes.

Tres novillos de Herederos de Bernardino Sanz, bien presentados, noblote 2°, 5° y 6° de Mariano Sanz, correcta presentación, descastados, excepto el 6°, con genio

Gómez Escorial: media y descabello (silencio); media y tres descabelIos (silencio). Sergio Pérez: pinchazo y descabello ——aviso-—, otro de (silencio); pinchazo y tres de (vuelta por su cuenta).

Hugo de Patrocinio: estocada delantera y tres descabellos (aplausos); pinchazo y descabello (aplausos)

12 de septiembre. Menos de un cuarto de entrada.

Calmado el percherón gran de, por díscolo, le tocó árras trar el novillo, que yacía solo, fané y resoplando todavía en el otro extremo del redondel.

Al percherón chico los mulille ros le acariciaron y poquito a poco, pasado el susto, se lo lle varon al patio. Restablecido el orden, los espectadores dieron media vuelta y se perdieron por los vomitorios. Sin exage rar nada, la ovacion de la tar de se la llevó el displicente em pleado que remarcó las lineas del tercio. Háganse idea.

Bueno, por alli anduvieroii algunos muy pintureros...

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