_
_
_
_
_

El fiscal Starr acusa al presidente Clinton de posibles delitos graves en el "caso Lewinsky"

Kenneth Starr disparó anoche. El fiscal independiente del caso Lewinsky envió al Congreso su informe sobre el caso: 36 cajas de documentos acompañadas de un extenso sumario, que ocuparon dos furgonetas. El disparo, resultado de ocho meses de investigación sobre las relaciones sexuales entre el presidente de EEUU y la becaria de la Casa Blanca, apuntó directamente a la apertura de un proceso de destitución de Bill Clinton por parte del poder legislativo. Aunque el informe es secreto, fuentes próximas a la fiscalía informaron que le acusa de perjurio, obstrucción a la justicia y abuso de poder.

El movimiento de Starr, un jaque al rey, fue por sorpresa. No se esperaba tan pronto. "El fiscal independiente ha presentado al Congreso información sustancial y fidedigna que puede constituir la base para una destitución (impeachment) del presidente de EE UU", declaró en las escaleras del Capitolio su portavoz, Charles Bakayl. El portavoz no quiso entrar en detalles sobre la naturaleza de las acusaciones y las pruebas que las sustentan. "Es el Congreso", dijo, "el que debe dar los próximos pasos".De inmediato, David Kendall, el abogado privado de Clinton, compareció ante la prensa para informar que no conoce el contenido del informe, para sentenciar: "Sabemos que no hay bases para la destitución".

El paso adoptado por Starr -dejar en manos del poder legislativo el caso y el futuro de Clinton- es histórico. Sólo otro presidente, Richard Nixon, ha sido acusado de este modo ante el Legislativo. Nixon dimitió en 1974 cuando el Congreso decidió finalmente abrirle el proceso de impeachment por el caso Watergate.

Clinton, que comienza a comprender que resultará políticamente malherido, intentó amortiguar de antemano el efecto del traspaso al Congreso del caso Lewinsky con dos movimientos: invitó por la mañana a la Casa Blanca a varios correligionarios demócratas y les pidió perdón por haberles mentido y por el daño que está causando al partido; luego se fue a Orlando (Florida) y allí hizo un acto público de contrición. "No volverá a ocurrir", dijo, y defendió sus éxitos en materia de empleo, equilibrio presupuestario, seguridad ciudadana y educación.

La catarata de condenas de los líderes demócratas al comportamiento adúltero y mentiroso de Clinton revela la amplitud de su aislamiento político. Algo muy peligroso cuando el fiscal independiente Starr ya ha enviado su explosivo informe al Congreso. El documento fue recibido en el Capitolio por una mayoría republicana hostil a Clinton y una minoría demócrata que ahora evita ser fotografiada con su correligionario.

"Estamos hartos; la falta de honestidad del presidente es inaceptable y ya veremos qué hace el Congreso con el informe", declaró ayer Ernest Hollings, senador demócrata por Carolina del Sur. Richard Gephardt, líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, adelantó que los suyos estudiarán el informe de Starr "sin partidismo", una clara indicación de que no descartan de antemano debatir si contiene elementos suficientes para iniciar el procesamiento.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El informe de Starr, según adelantaron fuentes próximas a la fiscalía independiente, es muy duro. Acusa a Clinton de doble perjurio ante los abogados de Paula Jones el pasado enero y ante el gran jurado del caso Lewinsky en agosto; obstrucción a la justicia y abuso de poder. Sostiene, con abundancia de detalles sórdidos, que Clinton mintió y sigue mintiendo cuando afirma que sus "relaciones orales" con Lewinsky no fueron sexuales. Y añade que usó todo el poder de la Casa Blanca para acallar a la becaria y obstaculizar la investigación de la fiscalía independiente.

Starr precisa que cree aportar pruebas sustanciales y fidedignas de delitos que son la base para que el Congreso inicie un proceso de destitución del presidente. Es el Legislativo el que tiene ahora la última palabra y convertir el movimiento del fiscal en jaque mate.

El Congreso ya comenzó ayer a trabajar en esa perspectiva. Newt Gingrich, presidente republicano de la Cámara de Representantes, y Richard Gephardt, líder demócrata en ese foro, se reunieron para negociar la logística y las reglas de juego de los trabajos del Comité de Asuntos Judiciales, primer destinatario del informe de Starr.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_