La familia está más arraigada en Andalucía, pero se empieza a romper con el modelo tradicional
La familia ya no es lo que era. No al menos en Andalucía, donde a pesar de que esta institución está más arraigada que en el resto de España, ha comenzado a romperse su modelo tradicional. Así se desprende del estudio Valores sociales en la cultura andaluza, recientemente publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que muestra que, a pesar de la vigencia del matrimonio o de la casi total aceptación del modelo tradicional de familia, los andaluces no ven con malos ojos la transgresión del modelo conocido. Y eso aunque son más reacios al cambio que los españoles.
El 94,7% de los andaluces considera, según este estudio -que ha sido realizado por Juan del Pino y Eduardo Bericat con una muestra de 1.805 entrevistas-, que habría que dar más importancia a la familia, cinco puntos más que los españoles. Ocho de cada diez opina que el matrimonio no es una institución pasada de moda. Eso sí, siempre y cuando se permita su ruptura. Y un 25% de la población se opone al divorcio. El modelo ideal de familia también está básicamente aceptado. El 89,1% de los andaluces -un punto y medio más que los españoles- considera que "un niño necesita un hogar con padre y madre para poder crecer feliz". Pero el 72,9% aprueba que una mujer quiera tener un hijo estando soltera. También ha dejado de tener vigencia la tradicional vinculación entre feminidad y procreación, a pesar de que la mitad de la población opina que una mujer necesita tener hijos para realizarse. En España, en cambio, ya es mayoría la gente que no piensa así. Los andaluces son más "procreativos" que los españoles. Esto se detecta en el número ideal de hijos: 2,5 en Andalucía frente al 2,4 en España. La población se distribuye entre los que les gustaría tener dos y los que les gustaría tener tres, pero aún hay un 8,3% de andaluces que le gustaría tener más de cuatro. Unos hijos a los que hay que transmitir los siguientes valores, según señala más del 50% de la población, en este orden de importancia: Buenos modales, tolerancia, responsabilidad, esfuerzo personal y obediencia. Religión Sólo el 27,1% cree que es importante transmitir la fe religiosa a sus hijos. Y eso a pesar de que el 95,5% dice creer en Dios -en España el 89,9%-. Es una creencia más teórica que práctica: sólo para el 57% de la población Dios es muy importante en su vida (en España no llega al 50%) y la cifra se reduce al 31,9% cuando se trata de ir a misa como mínimo una vez al mes -cinco puntos menos que en España-. Andalucía presenta grados "medio altos de permisividad" -aunque inferiores al resto de España- frente a fenómenos conflictivos desde el punto de vista ético. El suicidio es la conducta más reprobada por los andaluces, seguido de la prostitución y el aborto. La eutanasia, en cambio, alcanza el mayor grado de permisividad: el 32%, de la población la justifica. Andalucía y España presentan una "cultura laboral común". Pero con una diferencia: para los españoles es más importante el buen salario que para los andaluces (el 76% y 72,5% lo mencionan respectivamente) y para los andaluces es más importante la seguridad que para los españoles (el 67,3% y 63,4% respectivamente). La andaluza es "una cultura más orientada hacia la estabilidad", concluye el estudio. Andalucía es menos exigente con las cualidades intrínsecas de la profesión que en el resto del país. Sólo un 37,89% frente al 48,2% valora que su trabajo sea interesante y el 29,3% frente al 35,4% nacional estima que se les dé la oportunidad de tener responsabilidad. Los andaluces son también menos exigentes con el horario: para el 30,3% es importante que sea bueno (frente al 36,9% nacional) o las vacaciones (el 16,5% frente al 19,2%). El estudio Valores sociales en la cultura andaluza, del Centro de Investigaciones Sociológicas, revela que los andaluces son cautelosos con el cambio. Así, el informe detecta que un 58% de población que se muestra de acuerdo con que "uno debería ser cauto la hora de efectuar cambios importantes" y se inclinan por la tradición frente a la tecnología. Cautelosos con el cambio No es, ni mucho menos, que consideren "mala" a esta última, ni que las consideren excluyentes. Sus detractores se reducen a un 12,5% en Andalucía, más de la mitad -el 57,9%- se muestra partidaria de darle más importancia y un 23,2% se consideran indiferentes. No hay tanto consenso a la hora de valorar si el desarrollo tecnológico contribuirá o perjudicará a la larga a la humanidad. El 43,5% "se inclina hacia las bondades de la ciencia", pero un 20% señala que los avances tecnológicos perjudicarán a la humanidad. Quienes así responden pertenecen a un estatus social más bajo. Los consultados que se declaran de clase media se muestran indiferentes y los de más alto nivel manifiestan "actitudes favorables o entusiastas". Los hombres muestran también una actitud más entusiasta hacia la tecnología. Las mujeres se orientan, en cambio, más hacia la tradición. Aunque, eso sí, esta identificación está cambiando. Aunque permanece, la diferencia disminuye cuanto menor es la edad.
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