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Las estrellas del rock abren sus archivos

Bob Dylan y Bruce Springsteen publican grabaciones inéditas para combatir el 'pirateo'

Diego A. Manrique

Dos de los artistas más pirateados del mundo, Bob Dylan y Bruce Springsteen, han decidido combatir a los editores clandestinos con sus mismas armas. Dylan autoriza finalmente la salida de la grabación de sus muy legendarios conciertos de 1966 en el Royal Albert Hall londinense, mientras que Springsteen ultima una caja conteniendo mayormente canciones inéditas hechas entre 1972 y 1993. Por su parte, grupos con menos historia como Oasis endulzan la espera de su nuevo disco reuniendo temas anteriormente sólo disponibles en sus sencillos.

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Hasta tiempos recientes, lo de publicar conciertos añejos o temas de estudio desechados era una práctica reservada a grupos desaparecidos -caso de The Beatles- o solistas difuntos, como Elvis Presley. Algo perfectamente comprensible: todos los artistas consideran que sus últimas creaciones son las definitorias y no quieren ser comparados con su pasado. Sin embargo, se está perdiendo el miedo: el arisco Van Morrison ha sacado un doble con radiantes grabaciones inéditas titulado The philosopher"s stone mientras que Prince, que siempre ha presumido de tener un archivo de cintas inagotable, recopiló una selección de sus sobras en el cuádruple Crystal ball. Pero ni siquiera esas codiciadas grabaciones tienen las dimensiones míticas de Live 1966: Royal Albert Hall, que resume los dos conciertos que Bob Dylan ofreció en Londres el 26 y 27 de mayo, cerrando su agitada gira de 1966 por Australia y Europa. De hecho, uno de los piratas dylanianos más vendidos se titula Live at Royal Albert Hall, aunque en realidad contiene parte de una actuación anterior en Manchester; de las actuaciones londinenses sólo se habían publicado oficialmente algunas canciones sueltas.

Reconversión

El año anterior, Dylan había dado el salto hacia la electricidad en el estadounidense festival de Newport, donde su (re)conversión al rock provocó un cataclismo sólo comparable a lo que podría ocurrir si el Papa se pasara al islamismo. Dylan no renunciaba a su etapa de folk singer: de hecho, sus conciertos posteriores comenzaban con un recital acústico, él solo con guitarra y armónica, antes de desembocar en la parte eléctrica, acompañado por parte de los músicos que luego se darían a conocer como The Band. De todos modos, se enfrentaba en aquella gira a un público hostil, que gustaba de insultarle gritando "Judas" o "traidor". Los discos registrados en esa época, Highway 61 revisited o Blonde on blonde, figuran ahora en cualquier canon del rock, pero entonces Dylan tuvo que soportar muchas ofensas, incluyendo la airada desaprobación de Pete Seeger y sus viejos mentores del folk. También en esa época, Dylan era al mismo tiempo el hombre del momento y toda la prensa, le perseguía con avidez. Su consumo de anfetaminas y otras drogas estaba acabando con su salud y la espiral sólo se detuvo el 29 de julio de 1966, cuando sufrió un accidente de moto cerca de su casa de Woodstock e inició un retiro total que cambiaría su estilo de vida y su música. El doble Live 1966: Royal Albert Hall, cuya salida está prevista para principios de octubre, muestra a un artista de 25 años recién cumplidos en la cima de sus poderes. En solitario, Dylan renunciaba a himnos generacionales tipo Blowin" in the wind o The times they are a-changin" para centrarse en crónicas amorosas y visiones torrenciales. Con el grupo eléctrico, el sonido era orgánico, con arreglos densos y juguetones, una portentosa espontaneidad y un glorioso arrebato creativo derrochados frente a oyentes en buena parte programados para defenestrar a un ídolo que no obedecía a sus expectativas. Bruce Springsteen hizo el camino contrario de Dylan: ha abandonado el rock para transformarse en trovador. Un cambio que no supuso su demonización, pero sí una reducción considerable del número de sus seguidores. Era un riesgo asumido por Springsteen, que ahora anuncia de forma críptica su retorno al rock en 1999, tal vez con su célebre Street Band ("la gente estará muy feliz cuando sepa a quiénes he escogido para mi grupo"). Mientras tanto, el artista de Nueva Jersey pretende cerrar una etapa con la publicación de Songs, un libro de lujo con sus letras y comentarios, y una caja con cuatro compactos titulada Tracks: 1972-1993, con abundancia de tomas nunca editadas por su compañía. Tracks incluirá, por ejemplo, las maquetas que Springsteen hizo con la esperanza de ser fichado por Columbia, a petición de John Hammond, el cazatalentos que también contrató a Bob Dylan. La selección definitiva de los temas de la antología -que se pondrá a la venta en noviembre- todavía no está cerrada, aunque Springsteen puede tomar como referencia un colosal proyecto ilegal titulado The lost masters, 16 discos clandestinos que llegaban hasta 1983.

Otros rescates

No son los únicos rescates previstos para esta temporada. De los Beach Boys se publica Endless harmony, un disco con 25 rarezas maravillosas. En el Reino Unido sale una caja de The Style Council, el grupo de soul formado por Paul Weller tras disolver The Jam. The complete adventures of The Style Council recupera un elepé completo de 1989, Modernism: a new decade, que no llegó a ver la luz por divergencias entre Weller y la compañía Polydor. La única verdad en el mundo de la industria discográfica parece ser es que todo, absolutamente todo lo que se graba puede terminar por publicarse.

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