Nueve siglos de música
De Hildegard a Gershwin (o, lo que es lo mismo, del siglo XII al siglo XX): éste es el lema de la 17ª edición del Festival de Música Antigua de Utrecht, el más veterano de los de su clase, que en sólo diez días propone una oferta deslumbrante de más de cien conciertos. En Holanda, la música antigua se vive casi como una religión. Fue un país pionero en la recuperación de prácticas interpretativas históricas y en la actualidad sigue siendo un espectacular vivero de músicos "en busca del tiempo perdido".El glamour de otros festivales da aquí paso a la reflexión, los precios prohibitivos a las entradas al alcance de todos, la explotación del repertorio trillado a la exploración de músicas olvidadas. La jornada inaugural se abrió, por ejemplo, con un simposio internacional en torno al bajo continuo, lo que supone hablar de los cimientos d el imponente edificio musical barroco, de Monteverdi a Bach. Las palabras inaugurales se confiaron a Gustav Leonhardt, ya septuagenario y una leyenda viva. Todos cuantos hablaron (y tocaron) a continuación eran, en mayor o menor medida, discípulos suyos: Ton Koopman, Jesper Christensen, Christophe Rousset. Los dos primeros se enzarzaron en una polémica sobre cómo traducir esta línea musical. Mientras Christensen defiende una plasmación estricta de las reglas que prescriben los tratados conservados, para el libertario Koopman, "tocar un continuo es improvisación", no puede ser otra cosa que un proceso vivo y creativo. Por la tarde, el joven Rousset impartió una modélica clase magistral sobre uno de los Concerts Royaux de Couperin y el Lamento d'Arianna de Monteverdi. Dresde es uno de los temas centrales del festival. Allí la música vivió un esplendor extraordinario en la corte de Augusto el Fuerte y Federico Augusto II. El Te Deum de Zelenka y la Missa IX de Heinichen convocaron en el concierto inaugural a un público ávido de descubrir tesoros. Como sucede ya con Weiss, otro genio de la corte de Dresde, ambos compositores deben cotizar al alza a partir de ahora. Los prolongados aplausos dirigidos a la Orquesta Barroca y el Coro de Cámara de Dresde -jóvenes y entusiastas- tenían también mucho de reconocimiento de la valía de estas músicas majestuosas e incomprensiblemente desdeñadas.
Babelia
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