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Entrevista:JOSÉ LUIS DE LA GRANJAHISTORIADOR

"Existe un cierto temor a escribir la historia del franquismo en Euskadi"

El historiador José Luis De la Granja asegura que falta por escribir la historia del País Vasco durante el franquismo, un período en el que "tuvo apoyos importantes y gobernó sin problemas" hasta finales de los años 60. El profesor de la UPV-EHU participó ayer en el curso sobre El siglo XX en el País Vasco que se celebra en los Cursos de Verano de la UPV con una conferencia en la que subrayó el histórico "entendimiento" entre nacionalistas y socialistas que, a su juicio, ha consolidado el autogobierno vasco. Pregunta. ¿Cuál es su interpretación de la historia del País Vasco al cabo ya del siglo XX? Respuesta. Es el siglo de Euskadi, neologismo que inventa Sabino Arana en 1898 para denominar su proyecto de nación vasca. Euskadi cuando se ha hecho como nacionalidad es en el siglo XX, no antes. La primera propuesta que plantea Arana es crear un Consejo regional vasco, que no era más que una tímida mancomunidad de diputaciones, a años luz de lo que luego fueron el Estatuto de Autonomía del 36 y el de Gernika. P. En su conferencia ha subrayado que el Estatuto del 36 fue fruto del entendimiento entre el lehendakari José Antonio Agirre y el socialista Indalecio Prieto. R. Areilza [alcalde de Bilbao tras la conquista por el ejército de Franco] ya lo vio en su famoso discurso cuando dijo, con la terminología del año 37, que Euskadi era una pesadilla fruto del "socialismo prietista y de la imbecilidad bizkaitarra". La Euskadi del 36 fue la consecuencia de la democratización del nacionalismo durante la República y de la asunción socialista de la autonomía. Aquel entendimiento se ha reproducido en los últimos 20 años con unas cotas de autogobierno muy superiores. P. Sin embargo, persiste sin resolverse el encaje del nacionalismo democrático en el sistema constitucional español. R. No veo coherente que el sector mayoritario del nacionalismo no se quiera constitucionalizar, ya que ha gobernado durante veinte años con el Estatuto, que es hijo directo de la Constitución de 1978. Los pocos nacionalistas vascos heterodoxos que han aceptado la Constitución, -ANV durante la República y Euskadiko Ezkerra en los años 80-, han fracasado como proyecto político. Ese nacionalismo de rostro amable que percibe que la autonomía va ligada a la Constitución ahora mismo no existe. P. ¿Por qué falta una síntesis histórica del País Vasco contemporáneo? R. Hay estudios monográficos muy buenos, pero sí echo en falta una historia del País Vasco a partir de los años 50, periodo que se ha estudiado muy poco. Pienso que existe un cierto temor a la síntesis y a escribir la historia del franquismo y la transición en Euskadi. Ya no hay historiadores como Tuñón de Lara o Miguel Artola que sepan hacer síntesis. P. La vida política y social del País Vasco durante buena parte del régimen franquista apenas se ha historiado. R. El franquismo se ha estudiado desde el punto de vista de la oposición, pero muy poco desde dentro; es decir, cuáles eran aquí las élites del régimen, quiénes formaban sus bases sociales. Quizás se ha dado una imagen distorsionada de lo que fue el franquismo en Euskadi, presentándolo como una situación de insurrección general contra Franco. Esta descripción no es real antes de finales de los años 60. Durante la mayor parte del tiempo, el franquismo gobernó en Euskadi sin problemas y tuvo apoyos sociales importantes. P. Ese análisis quiebra el discurso nacionalista radical de un país oprimido. R. Algo similar sucede ahora en Francia respecto a cuál fue la posición de la mayor parte de los ciudadanos respecto al Gobierno de Vichy: no fue colaboracionista de los nazis, pero sí tuvo una actitud de pasividad durante la ocupación alemana. En el País Vasco sucedió algo similar, aunque es cierto que hubo sectores nacionalistas y del movimiento obrero que se opusieron activamente, sobre todo al principio y al final de régimen. Lo que no se puede mantener es la visión de una guerra de invasión de España, puesto que fue una guerra civil, también entre católicos vascos. Tan vascos eran los nacionalistas como los requetés.

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